4. Patética (wattpadactiondE)

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La misión era fácil, robar un pergamino y sustituirlo por una falsificación

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La misión era fácil, robar un pergamino y sustituirlo por una falsificación. Y punto. Debería haber sido pan comido.

El hecho de que fueran, no uno, sino seis paladines acostumbrados a trabajar en desafíos mucho más peligrosos y difíciles resultaba lamentable, así se sintió Dina Sang, jamás había fallado en una de sus misiones en solitario, se sentía patética.

Tampoco ayudaba ver a su compañero Milo inconsciente en el suelo, aunque se tranquilizó al tomarle el pulso, éste era estable y parecía respirar bien. Tenía una brecha en la nuca, el ladrón del pergamino debió noquearle con algo.

—¡Nos han robado en la maldita cara! —gritó Atlas, uno de los paladines mayores

—¿Quién era ese ladrón? ¿Dónde está la verdadera Aurora? —Clio, la paladina jefa de la misión se asomó a la ventana, pero no había rastro del ladrón. Se había esfumado.

Dina y Uxío estaban con Milo, intentando hacer que recobrase la consciencia mientras lo incorporaban. El chico al contacto con la realidad pestañeaba, pero estaba bastante mareado, se tocó la parte trasera de su cabeza.

—Tenemos que sacarle de aquí ya —Uxío puso un brazo de Milo encima de su hombro y Dina le ayudó—. Eh, Milo ¿Recuerdas algo? ¿Qué te ha hecho?

Parecía algo más consciente, lo suficiente para apoyarse encima de sus compañeros.

—No nos vamos de aquí sin Aurora —ordenó Clio negando con una sonrisa nerviosa y caminando por el despacho.

Uxío y Dina, pese a su aplastante incompatibilidad se miraron y asintieron con la cabeza.

—Nos vamos —sentenció Dina mientras se levantaban con su compañero herido—. Nos han robado, aquí no hacemos nada. Clio, debemos volver a la academia.

—Pero Aurora... —replicó Atlas frotándose la frente nervioso.

—Esa cosa no era Aurora, lo intuí casi desde el principio, no creo ni que haya venido con nosotros —dijo Milo medio aturdido pero recobrando el sentido.

Los paladines le miraron con extrañeza, no se explicaban como él podía haberse dado cuenta y ellos no. Había algo más, le miraron con insistencia.

—¿A qué te refieres, novato? —preguntó Atlas con suspicacia.

—Yo y Aurora... Nos conocemos, no voy a dar más detalles. Pero sí, es lo que os podéis imaginar. —confesó poniéndose algo colorado, y no era por el golpe—. Así que sí, creo que puedo detectar mejor que nadie si esa cosa era Aurora o no, el ladrón supo que yo notaba algo raro, así que cuando le seguí me noqueó con algo. Fin de la historia.

Uxío y Dina estaban bastante sorprendidos. Desde luego Milo era una caja de sorpresas. Uxío hizo una pequeña risa que intentó cubrir aclarándose la garganta.

Dina Sang ✓Where stories live. Discover now