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Alondra

Haber ido aquella noche con Samantha había sido un error.

Sí, me atraía muchísimo, y sí perdía el hilo de mis pensamientos cuando me tocaba o me besaba pero no me gustaba como era.

Samantha Rivera se movía en un círculo que yo había evitado durante toda mi vida. Las peleas, las fiestas fuera de control, la droga o el alcohol, pertenecían a algo de lo que yo no quería formar parte.

Aún intentaba habituarme a mi nueva vida, no hacía ni tres semanas desde que había llegado y todo había cambiado.

Lo de Alexa aún me afectaba y el estar comenzando algún tipo de relación con Samantha solo empeoraba las cosas porque yo sabía exactamente lo que alguien como ella quería de alguien como yo... y no iba a dárselo.

Podía ser anticuada o rara o lo que sea, pero me gustaban las cosas a la vieja usanza. Quería que la chica que quisiese estar conmigo me lo demostrase cada día, me gustaban las frases cariñosas o los gestos dulces y Samy era lo opuesto a todo ello.

No estaba preparada para que me volviesen a romper el corazón, es más ya estaba roto, ni siquiera había corazón, solo miles de cachitos pequeños que intentaba pegar cada día que pasaba. Por ello me dije a mi misma que iba a tener que intentar tener una relación normal con Sam.

No podíamos estar juntas, pero eso no significaba que tuviésemos que odiarnos. Las peleas con ella, los tira y afloja que nos traíamos desde que nos habíamos conocido eran agotadores y convivíamos bajo el mismo techo por lo que lo mejor iba a ser que intentásemos ser amigas, si es que ser amiga de alguien que te hace que te tiemblen las rodillas es algo posible.

Me quedé junto a la puerta de entrada a la nave esperando que Óscar acabara de pelear. No estaba mirando. Odiaba las confrontaciones físicas y que la gente disfrutara de ellas, incluso que ganasen dinero apostando contra alguien me parecía de lo más desagradable y humillante.

Samantha pasó junto a mi lado sin mirarme y fue a reunirse con Ama y sus amigos.

Quince minutos más tarde, Filis ganó su pelea aunque a diferencia de Sam, que solo había sido golpeado una vez, este presentaba varios golpes en el pecho y un corte bastante feo en el ojo izquierdo.

Ama se tiró a sus brazos cuando él apareció junto a ella y le dio un profundo beso mientras la gente los vitoreaban con entusiasmo. ¿Eso había querido Samantha que hiciera? ¿Qué cayera rendida a sus pies porque era capaz de dejar a una morra inconsciente en el suelo? Ridículo...

Samy se giró hacia a mí cuando la gente empezó a salir por la puerta. Menos mal que aquel sitio era bastante grande porque debía de haber por lo menos unas doscientas personas allí reunidas.

Se acercó hasta que pudo cogerme la mano y hacerme salir. Fue extraño sentir sus dedos entrelazados con los míos pero su forma de hacerlo era distante, como si más bien lo hiciera por sentidos prácticos para que no me perdiera entre la muchedumbre que por afecto hacia mí.

Cuando estuvimos junto al coche de Filis, le observé detenidamente, aunque ella miraba hacia otro lado, hacia la parejita que se acercaban con sonrisas radiantes en sus rostros. Algo había cambiado desde la última conversación. Samantha parecía molesta conmigo y parecía querer hacer como si yo no estuviese allí.

𝐂𝐮𝐥𝐩𝐚 𝐌𝐢𝐚 {𝐑𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬_𝐠𝐠}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora