Capítulo 8: Una segunda oportunidad

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"Chicos, mirad" señaló Cynder, observando alrededor.

Los demás se dieron también cuenta de inmediato: el viento que antes rugía con furia entre las montañas se calmó gradualmente, como si la misma naturaleza hubiera decidido cesar de repente. Las nubes también empezaban a disiparse, revelando un cielo azul sereno sobre el nido del grifo.

"¡Ya entiendo!" dijo Edel, "Este ambiente debe estar conectado con la actitud de la madre grifo, por eso se percibía esa sensación de dolor y angustia"

"Entonces, ¿ya se siente mejor?" preguntó Thorr, al ver que la cara de la madre grifo, aún se mostraba penetrante, pero el aire alrededor de ella se había vuelto más dócil.

"Pues eso creo, pero quiere que le ayudemos" explicó Jhonny.

"¿En que quieres que te ayudemos...?" intentó preguntar Spyro, pero no sabía el nombre.

La madre grifo chilló de nuevo. Sin embargo, mientras los demás escucharon un chillido que no pudieron interpretar como una amenaza o una respuesta a la pregunta, Spyro y Jhonny pudieron escuchar:

"Typhara... ese es mi nombre..."

"Amigos, ustedes le entienden" dijo Ray, "¿Qué dijo?"

"Dijo que se llama Typhara, y quiere nuestra ayuda" tradujo Jhonny.

"Typhara, disculpa..." le dijo Spyro a la madre grifo, "¿En qué podemos ayudarte?"

Los jóvenes dragones se mantuvieron en vuelo por un corto periodo de tiempo, mientras escuchaban cómo la madre grifo, Typhara, chillaba hacia Spyro, pues solo él y Jhonny eran los únicos que podían entenderle. Cuando terminó, la grifo descendió levemente hacia abajo, mientras ambos jóvenes dragones explicaron la situación.

"Ya sabemos por qué estaba de ese modo" les dijo Jhonny a sus amigos, "Al parecer, había un quinto huevo, y se resbaló de su nido"

"¡¿Qué?!" exclamaron los demás.

"Vamos, debemos ayudarle a rescatarlo" indicó Spyro, siguiendo a Typhara.

Los demás le siguieron, descendiendo por la montaña hasta encontrar a la madre grifo al lado de un gran árbol que, viéndolo desde un punto de vista aéreo parecía un gran matorral espinoso, con las mismas espinas que hace poco Cynder había conseguido extraer de las patas de Typhara. Allí, entre espinas y hojas, se encontraba un quinto huevo, tan grande como los que aún estaban en el nido.

"Y, ¿no pudo sacarlo?" preguntó Ray.

"Lo intentó" dijo Spyro, "Pero esas espinas se incrustaron en sus patas y fue doloroso. Entonces, quiso pedir ayuda a Stonemere, pero el dolor no le dejó pensar bien y parecía agresiva"

"Y como nadie aparte de nosotros podemos entenderla, no pudo explicarlo" terminó Jhonny, "Todos creyeron que se volvió salvaje o maligna"

"¡Por eso vimos aquel terreno destruido!" dijo Cynder, entendiendo todo de golpe, "Me pareció extraño que, si fuera una criatura malvada, no hubiera causado más daño, pero solo estaba desesperada"

"Dejando de lado el daño que hizo, debemos rescatar el huevo" dijo Edel.

"De eso me encargaré yo" declaró Thorr, "Mis escamas son resistentes como las piedras y esas espinas son simples palillos... ¡allá voy!"

Thorr descendió en picada, con su gran defensa de escamas adentrándose hacia el matorral espinoso sin vacilar. Nada más entrar, los jóvenes dragones y la madre grifo parecieron preocuparse; sin embargo, Thorr no era presumido ni mentiroso: como lo había dicho, cada una de las espinas que se interponían en su camino chocaban contra sus escamas con un sonido sordo, rompiéndose como si fueran simples palillos, una gran ventaja para los dragones nacidos con el elemento de la tierra. Una vez llegó hasta el huevo perdido, lo levantó (pues recordemos que era del tamaño de uno de ellos mismos y, por ende, casi el mismo peso) y volvió a ascender con él.

La Leyenda de Spyro, Los Dragon HuntersWhere stories live. Discover now