Capítulo 13: Un canto marino

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(Mientras tanto...)

El grupo de Jhonny, Edel, Ray y Lyra, quienes se habían internado por el camino derecho, nadaron por unos minutos hasta notar un ligero brillo azulado en una entrada adelante. Al adentrarse a través de ella, encontraron una gruta interna iluminada por gemas marinas. En el suelo, había varias piedras mientras que, alrededor de las paredes, una gran enredadera cubría gran parte las paredes de la cueva, con varios frutos de colores.

"Debe ser la gruta que buscábamos" dijo Jhonny.

"Vaya suerte que tuvimos" dijo Edel, "¡Mira! Allí está la fruta que necesitábamos"

Tal como decía la joven dragona de hielo, en el lado opuesto de la entrada de aquella gruta, entre otros frutos, estaba aquel fruto de color azul profundo con la forma de espiral plateada.

"Bien... vamos..." propuso Ray, acercándoselo más rápido posible a nado.

No obstante, no pudo ser tan fácil: a penas el joven dragón se internó en la gruta, las piedras empezaron a moverse frenéticamente, revelando que no se trataban de rocas, sino de unas pequeñas criaturas marinas con tentáculos similares a los de un pulpo, con piel de color verde pálido, pequeños cuernos afilados y dedos largos y delgados. Si bien el tamaño no era intimidante, la cantidad de aquellas criaturas era abrumadora.

"¡Cuidado Ray!" exclamó Lyra, al ver cómo atrapaban aquellas criaturas a su hermano (no debemos olvidar que, al ser sus tentáculos similares a los de los pulpos, también tienen ventosas con los cuales atraparían a cualquiera).

De inmediato, todas aquellas criaturas de mar detectaron de igual forma a los otros jóvenes dragones. Ya que no había forma de esconderse o escapar, Jhonny y Edel entraron para ayudar a Lyra quien, a pesar de sus esfuerzos, estaba siendo atrapada por los bichos marinos. No obstante, ni dos dragones más era suficiente ya que, bajo el agua sus poderes eran totalmente diferentes y no sabían que consecuencias podrían ocasionar. A pesar de que usaron sus colas, garras y colmillos, esto no fue suficiente y cada uno empezó a ser envuelto por estos demonios marinos.

"Suelten..." decía Edel, al ver que aquellas criaturas estaban rodeando casi todo su cuerpo.

"Ya basta..." pensó Jhonny quien, no soportando que más decidió no contenerse: si bien su fuego no ardía bajo el agua, el calor que empezaba a emanar hacía hervir el agua alrededor de este, lo que para nada les gustó a esos bichos marinos, apartándose de inmediato.

Siendo libre y con aún ese calor que hacía hervir, el joven dragón se acercó primero a Edel, a quienes los bichos marinos tuvieron que soltar. La dragona se sintió confundida, pero se repuso de inmediato

"¿Estás bien?" preguntó este, no acercándose tanto, pues el agua caliente podría resultar dañina.

"Sí, pero... ¿qué es eso?" preguntó su pareja al verlo rodeado de burbujas calientes.

"Mantengamos las distancias por ahora. Yo me encargaré de rescatar a Ray y Lyra, tú ve por el fruto"

Edel asintió al darse cuenta de la situación y nadó lo más rápido que pudo a coger el fruto que necesitaban. No obstante, el resto de criaturas se dirigía a ella a toda velocidad. Al verlos, ella contratacó con la mejor opción que se le ocurrió: envolviéndose de un aura de maná congeló parte del agua de su alrededor, atrapando a varias de aquellas criaturas en un pequeño tempano y dándose tiempo para tomar el fruto. Mientras, Jhonny consiguió liberar a Ray y Lyra.

"Agh" exclamó la dragona de electricidad, viendo sus patas, "Esas cosas dejaron marcas alrededor de mi cuerpo. Me las pagarán"

Dicho y hecho, la dragona empezó a lanzar rayos que se volvían casi azules dentro del agua a las criaturas marinas quienes parecían cada vez más asustadas con los poderes de los jóvenes dragones. Casi de inmediato, Edel regresó con la fruta entre las garras.

La Leyenda de Spyro, Los Dragon HuntersWhere stories live. Discover now