CAPÍTULO 27: Continuidad

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— ¿Qué? Realmente esa es una desafortunada noticia. Bueno, al menos aún tengo bajo mi poder a...— Un portal en el centro de la habitación se abre y revela a los dos Mikeys. La dama que se encontraba conversando con una figura enmascarada mira intrigada pero al notar a ambas tortugas, camina rápidamente hacia ellos dejando de lado su anterior conversación —Corazones, bienvenidos, ¿Qué tal les fue a ustedes dos?

—Tan solo échale un vistazo a esto...— Mikey tomó del cinturón de Michelangelo el artefacto plateado ahora destruido y lo alzó para que todos pudieran admirarlo— ¿Acaso dudaste de nosotros Big mamá?

Los ojos de la mujer de cabellera plateada se iluminaron de emoción y tomo el pequeño comunicador con su mano para admirarlo de cerca

— Sabía que podía confiar en ustedes para esta tarea.

El orgullo y la seguridad con la que dijo esa frase hizo remover un poco a Michelangelo de su lugar y entre dudas decidió preguntar. —¿Enserio siempre creíste que podríamos?

—¿Por qué no deberían? Al final de cuentas son los más fuertes ninjas que he conocido.

Mikey asintió con orgullo pero fue claro quien sobre pensó abiertamente sobre esas palabras. Michelangelo no podía caer al cien en esa bola de miel que le fue lanzado en palabras. Su intuición decía que estaba mal, pero por alguna razón. Quería seguir escuchándolo más. Entonces sus atenciones fueron tomadas cuando, después de un momento, Big mama apretó fuertemente entre sus manos el objeto plateado hasta terminar de hacerlo trizas. Intrigados sobre lo que ella estaba haciendo, mantuvieron la vista fija a espera del resultado. Cuando finalmente abrió la mano la Yokai, se pudo visualizar una pequeña piedra de color azul aqua que relucía entre los trozos de metal de lo que antes fue un reluciente reloj de mano.

Mikey levantó su máscara blanca para mirar mejor la piedra. Era cautivadora e hipnótica. Parecía que un flujo de arena aqua que se arremolinaba en su interior, la pequeña tortuga quería tocarla y mientras más acercaba su rostro a la piedra, podía sentir y ver que una pequeña mancha color amarillo se empezaba a formar.

Big mamá cortó el momento al cerrar inesperadamente su mano con la piedra en ella y con la mano libre chasqueó sus dedos ocasionando que una figura alta, delgada y encapuchada se acercara a espera de órdenes. Era el asistente de Big mama quien compartía un vestuario parecido al de las tortugas frente a la filántropa Yokai.

—Ya sabes dónde llevarlo y por favor mantenlo a salvo. Hasta que yo este ahí. — El asistente tomó el objeto con delicadeza y reverenció antes de salir rápidamente del lugar.

Big mama se dirigió a su lugar de trabajo.

Al gran escritorio en el frente de la enorme habitación lujosa.

Mikey y Michelangelo habían llegado a este lugar cuando, misteriosamente Big mama había interrumpido en el laboratorio de Donnie. Alegando a que tenia algo importante que decirles. Renuentes al principio (En especial Mikey) Decidieron acceder creyendo que esta intromisión ayudaría a facilitar la idea que tenia en mente Mikey para ayudar a su otro yo. Las cosas que siguieron después a eso, simplemente les facilitó aceptar la ayuda que la yokai les había otorgado, así que cuando Mikey y Michelangelo habían llegado a este lugar por primera vez, se habían perdido por la inmensidad de brillos y curiosos objetos que habían. También habían encontrado atractivo el gran tapete de oso polar en el centro de la anaranjada habitación. Jugaron rápidamente con todo lo que pudieron hasta que Big mama les llamó como por quinta vez.

En este momento no sentían esa necesidad pero era muy posible que se debiera a que acaban de salir de un caluroso "enfrentamiento".

— Chicos han hecho un estupendo trabajo, mis gratas felicitaciones. — Cumplimentó Big mama mientras se acercaba a su escritorio y removía algunos cajones del escritorio. Cuando por fin encontró lo que buscaba, se los ofreció a las tortugas.— Y por ello quiero recompensarlos.

MAELSTROMSWhere stories live. Discover now