2

1.3K 218 7
                                    

El día en que Saerys se tuvo que marchar de la corte real, fue algo espontáneo, pero que incluso ella había previsto a sus cortos años de edad, pese a su edad, y ser criada por Daemon, tenía la influencia de sus tutores privados sobre la importancia de mantener una buena reputación y como estos podrían dañar la imagen de una persona, era algo peligroso la manera en la que los súbditos podían percibir a los miembros de la realeza, aprendió que los descendientes de linaje real eran el rostro de una nación, y que era esto lo que podía permitir hacer alianzas o no.

— Yo tendré un dragón algún día, si hay alguien que se atreva a ir en contra de mis designios, podría quemarlos — respondió Saerys, empleaba la lógica con la que fue criada, su familia poseía poderosos dragones, los otros reinos no. Era lógico que si alguien la molestaba, podría rostizarlos hasta volverlos cenizas por completo.

— Princesa. ¿Recuerda la historia de su antepasado, la esposa del rey Aegon el conquistador?— le responde su maestro.

— Sí, la reina Rhaenys era la consorte favorita, la jinete de Meraxes — respondió Saerys, aunque solamente le habían contado una parte de esa historia.

— La princesa Rhaenys en su lucha contra el reino de Dorne, se enfrentó en compañía de su dragón al ejército, ellos eran fuertes, pero los Dornienses, fueron astutos — contesta el hombre —. El veneno de escorpión llegó al ojo de Meraxes, desestabilizandose en el aire y cayendo en picada, algunos dicen que la reina murió siendo aplastada por su propio dragón.

Saerys guardó silencio mientras sacaba sus propias conclusiones sobre lo que había escuchado.

Por lo que había escuchado de parte del maestro, eso significaba que los dragones no eran invencibles como Daemon le había hecho creer, lo que solamente podría significar que, aunque tuviera una criatura tan peligrosa como un dragón, ciertamente no sería imposible que lee hicieran daño o que corriera peligro, por lo que suspiro. Su maestro le entrego un libro ilustrado donde se contaba la historia de la reina Rhaenys, la niña en su mente no pudo evitar preguntarse si es que a ella le aguardaba algo similar, una vida dolorosa como al parecer la mayoría de sus parientes femeninos estaba destinado a sufrir.

Morir dando a luz herederos, morir a manos de engaños y traiciones de la corte, morir en la guerra. Aunque era claro que ante sus ojos resultaba honorable morir en la guerra, como una digna jinete de dragones, también comprendía que eso no quitaba honor a las muertes de las mujeres que fallecían teniendo hijos, como su cuñada Aemma. Aunque no había Sido decisión de la misma Aemma si es que sobrevivía o no.

Saerys solo pudo pensar, por los gritos y llantos que escucho esa noche, que Aemma había experimentado un sufrimiento abominable, todo por un heredero que no estaba destinado a nacer.

— Es cierto que un dragón le proporciona ventaja sobre el resto, Pero recuerde princesa, llegará un punto donde no pueda depender de su dragón y tendrá que usar su astucia. Lastimosamente, el mundo de la corte está llena de intrigas, y usted nació como mujer, el mundo es más complicado para usted.

Esa fue la última vez que Saerys escucho a su maestro, pues al parecer, Daemon se había enterado de esas palabras y su tutor fue víctima de "Dark sister".

— No tenías motivos para asesinarlo, era bueno en su trabajo.

— Te llenaba la cabeza de ideas erróneas — respondió Daemon, dando una bocanada de aire —. No necesitas ese tipo de cosas en tu vida.

— Por "ese tipo de cosas" ¿Te refieres a saber controlar mi lengua y medir mis acciones? Algo que aparentemente te hace falta a ti — Saerys le responde a su hermano mayor, no hacía falta decir que los rumores sobre lo que había dicho de Baelon llegaron hasta ella—. ¿Nuestro hermano te exilió de la corte?

𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐘 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora