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POV Omnisciente.

Beckett Oliver estaba desayunando en la cocina silenciosamente. Comía huevos revueltos mientras leía un libro. La casa estaba completamente vacía, era hora de ir a Los Ángeles, y todo estaba guardado en maletas y cajas embaladas. Era muy temprano en la mañana, el sol alumbraba el ambiente de forma parcial. Sus ojos tenían grandes ojeras, y su cuerpo seguía húmedo por la ducha que tomó antes de viajar. Apenas terminó de comer, lavó el plato, lo secó y lo guardó en una caja junto con su cuchara.

Escuchó pasos bajando de las escaleras. Era su hermana Jadelyn. Si Beck se sentía mal, Jade estaba mil veces peor. No se había duchado, seguía con los labios secos por los cigarrillos que fumaba, y llevaba unos lentes de sol para que no vean su rostro tan fácilmente.

Beck la miró, negando con la cabeza.

-¿Cuándo dejarás ese asqueroso hábito?- Preguntó cuando la vio sacar otro cigarro de su cajetilla.

Ella no respondió, simplemente se arrodilló y guardó los cigarros restantes en su bolso. Luego se apoyó en el marco de la puerta que guiaba a la sala.

-¿Podrías esforzarte en ser más presentable? Nuestro padre está tratando de recomponer las cosas-. Siguió hablando Beckett.

-TU padre-. Enfatizó con la voz ronca y cansada. -Para mí solo es un extraño-. Respondió Jade.

-Como digas-. El chico se rindió fácilmente alzando sus brazos, para luego volver la vista a su libro.

Jade pensó en decir algo más, incluso abrió la boca para hacerlo, pero se detuvo. No valía la pena.

Luego de que pasaron algunos minutos, su padre llegó en una gran limusina junto con autos de lujo que los ayudarían a transportar las cosas hacia su destino. Beck fue cooperativo con el personal, cargando sus cajas y maletas y bolsas así el trabajo era más rápido, pero Jade solo se limitó a tomar lo suyo y no dejar que alguien más lo lleve por ella.

-Gracias por la ayudita, hermana-. Dijo Beck molesto cuando subió a la limusina y vio a Jade impecable.

-Un placer-. Retrucó sin mirarlo. Beck bufó.

-Hola, Anthony. ¿Nuestro padre viajará con nosotros?- Cambió de tema el hermano, saludando a su chófer.

-Buenos días, joven Oliver. Me temo que no, él está en otro vehículo resolviendo los últimos términos del contrato de su estadía en Los Ángeles-. Informó el chofer mirando a los medio hermanos desde el espejo retrovisor.

-Oh, ¿en serio? ¿Y esos términos tienen piernas largas?- Preguntó la hermana sarcásticamente. Beck la pellizcó en el muslo con molestia.

-Basta, Jade-. Murmuró él. -Bueno, entonces creo que ya podemos partir-. Exclamó acomodándose en el asiento, volviendo a sacar su libro de bolsillo de su chaqueta.

Tomaron un auto y un avión en primera clase.

El viaje fue eterno pero cómodo. Jade se limitó a escuchar música en todo el viaje hasta que sus oidos no dieran más, mientras que Beck seguía leyendo su libro y haciendo algunas cuantas notas en los márgenes del mismo. Pasaron por el baño y fueron a comer por ahí, aunque su estómago estaba bastante oprimido y si comían algo de más lo vomitarían.

Llegaron a su nueva vivienda, se quedaron varios segundos afuera viendo su nuevo hogar, como si pudiesen fotografiarlo con sus ojos. La historia de la mañana se volvió a repetir, Beck ayudando al personal mientras que Jade solo llevaba lo suyo.

Los hermanos Oliver. (Jade y Tori)🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora