Corte Celestial [PGP2024]

V. death

Amris

El golpe metálico en el piso superior logra despertarme de mi sueño nocturno.

Aún sintiendo los párpados pesados, escucho un segundo golpe. Esta vez es más solido y ruidoso.

Miro el techo oscuro de mi habitación con curiosidad. Me quedo así por al menos un minuto, esperando que el sonido se repita nuevamente, pero eso no llega a pasar y la intriga logra despertar todos mis sentidos.

Me levanto de mi cama e invoco una pequeña llama de fuego en mis dedos para alumbrarme el camino sin necesidad de encender los candeleros del castillo.

El exceso de luz es molesto.

Camino con pasos cortos para no tropezar con mi bata de dormir, pero a su vez estos son rápidos porque temo no llegar a descubrir qué provocó aquel ruido a estas horas de la noche.

Es extraño que no me encuentre con ningún guardia en mi piso. La cosa es aún más extraña cuando subo las escaleras hacia el piso de arriba y no encuentro a Caelestis por ningún lado, el cual se supone es mi guardaespaldas y el mejor amigo de mi hermano. Es muy raro no encontrarlo en el piso de Hael o en el mío.

Sigue sin haber rastro de la guardia de la corte y me percato que la noche se ha tornado repentinamente silenciosa.

Mis pasos se vuelven más titubeantes y miro con cautela a mi alrededor, pero avanzo con determinación hasta alcanzar la puerta de la habitación de Hael.

Primero pego mi oreja a la superficie dorada de la puerta, intentando escuchar algo del interior, pero todo es en vano porque no se escucha ni el zumbido de una mosca.

Decido entonces tocar la puerta con mis nudillos y llamar en un susurro.

—¿Todo en orden, hermano?

Hael y yo siempre tenemos un código entre nosotros antes de ingresar a la habitación del otro: Esperamos por diez segundos a que nos respondan desde el interior y si no hay respuesta audible, entramos a la habitación. Eso es exactamente lo que hago y los diez segundos acaban pronto.

Empujo las puertas dobles de su habitación y entro, inspeccionando mi alrededor con la pequeña flama de mis dedos.

No es necesario buscar mucho tiempo porque encuentro a Hael casi enseguida, dándome la espalda.

Me acerco con alivio en cuanto veo que está bien. Pero mis pasos se detienen en cuanto noto una tonalidad de color diferente en las manos de él.