Capítulo 2. Destino

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—¡Vete a la mierda! —trató de regular su respiración al sentir que su celo lo estaba nublando.

Pensó que al tener su ciclo irregular no le afectaría, sin embargo, ese hombre lo alteró completamente, ahora sentía un dolor inmenso, un ardor en su vientre y lo peor, su entrada que se encontraba muy húmeda.

—No te haré daño, solo ven conmigo —habló tranquilo al momento de ver al omega histérico. Su intención no era hacerle daño, al contrario, quería protegerlo y llevarlo al hogar de su jefe como se lo habían ordenado, porque era peligroso para él mantenerse expuesto cuando sus feromonas estaban fuera de control.

Al momento de llegar, Oleg lo golpeó con un puño certero en sus partes bajas, el alpha inmediatamente cayó al piso gritando de dolor, después golpeó su cabeza y por último el cuello y lo dejó inconsciente en el pavimento.

Oleg detalló el carro de Pavel y salió corriendo del lugar, varios alphas llegaron a socorrer a su compañero, pero por fortuna, lo perdieron de vista.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado el beta, quien aceleró de inmediato, y se pasó uno que otro semáforo en rojo al ver el lamentable estado de su amigo. Lo agitado de su respiración y sus brazos alrededor de su abdomen le provocaron un sentimiento de impotencia.

—Sí... quiero ir a mi casa ¡Odio esto! —lloriqueó apretando fuertemente sus piernas cuando un dolor en su pecho lo dejó sin aire, su cuerpo estaba desesperado por querer la compañía de su alma gemela.

—Trata de calmarte... Vas a empeorar, además, esta vez tendrás que tomar tus supresores —expresó con resignación el beta y Oleg hizo un gesto de desagrado. Odiaba esas asquerosas píldoras.

—Crees que... si pudiera hacerlo ¿Te estaría diciendo? —cerró por un momento sus ojos y se retorció en el asiento del copiloto—. No puedo controlar mi cuerpo, quiero un pene grande en mi agujero, y eso malditamente es imposible para mí ¡Porque no quiero! —gritó desesperado cuando sintió de nuevo un pinchazo en su abdomen bajo.

Pavel nunca lo había visto de esa manera, el celo a él no le afectaba en lo más mínimo, podía estar haciendo cualquier actividad en ese estado, sin embargo, la situación era un poco complicada.

Sería un cambio drástico en su vida, pero ¿Qué decisión tomaría? Conocía la personalidad del omega, su manera de ser y de expresarse, y ahora sabiendo que había encontrado a su alma gemela, de seguro cavará su propia tumba antes de someterse a un alpha.

Los minutos transcurrieron y el beta de reojo vio como su amigo se mordió su propia mano y empezó a temblar. El color de sus mejillas aumentó y pudo escuchar algunos quejidos que suplicaban piedad.

Pavel retiró su pequeña mano y la reemplazó con la suya al frente de los labios del omega, Oleg apretó con fuerza el brazo del beta y sin querer, lo mordió cuando sintió de nuevo una corriente por toda su espina dorsal que provocó que derramara lágrimas.

Pavel por inercia se quejó cuando los dientes del omega se enterraron en la palma de su mano, pero no retiró su brazo a pesar del ardor. Oleg lo necesitaba en ese instante, y no pensaba dejarlo solo.

—¡Llegamos! —murmuró Pavel con el corazón latiendo a mil y salió con rapidez del auto y lo rodeó hasta llegar a donde su amigo. Abrió la puerta y como pudo lo cargó en sus brazos, sus pies actuaron por inercia y caminó apresurado hacia la puerta de su hogar cuando observó a Nikita esperándolo.

—Su celo se adelantó... —fueron las únicas palabras que logró emitir Pavel delante de la omega quien se encontraba pasmada por la situación, su pecho sentía una presión increíble y solo cuando dio un paso dentro del hogar de Nikita, una paz acogió a su alma, porque su amigo no correría algún peligro.

Omega Pandillero © [18]Where stories live. Discover now