Capítulo 4. Curiosidad

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Minutos antes del incidente.


Lukyan observó como Oleg dejó el dinero en la mesa y se levantó con frustración, sus ojos violeta lo examinaron por última vez y sintió cómo su corazón se estrujó cuando el omega se alejó y Sergey pasó por su lado. Lukyan arrugó el entrecejo y se quedó extrañado cuando el alpha puso sus labios en línea recta tras ver que Oleg le había dicho algo.

Sergey se colocó al frente de Lukyan y se preguntó qué era lo que estaba tramando con ese omega dado que, su iniciativa por llegar a Rusia, no era por negocios como se lo había mencionado, tenía un trasfondo aún mayor, y estaba curioso por saber el porqué.

Conocía a Lukyan desde hace años, puesto que sus familias han sido muy unidas, y siendo amigo de él, lo que ha hecho Lukyan en menos de una semana, hizo que lo desconociera a un punto donde pensaba que había perdido la cabeza.

Él escondía algo, y estaba seguro de que nada bueno saldría una vez que las piezas del ajedrez se mostraran frente a un tablero cubierto de sangre.

—Es un omega muy quisquilloso, te está exponiendo demasiado en lugares públicos, además, sin tener a los guardaespaldas, es peligroso —comentó un tanto preocupado Sergey al ver la mirada desolada en él.

Al ser el jefe de seguridad, y líder del equipo de Pogrom, tenía grandes responsabilidades, y una de ellas era mantenerlo seguro, pero recién había llegado al país al igual que él, y no había hecho un sondeo en la ciudad por ciertas cosas...

—Tú no tienes ni idea de cuántos años llevo esperando para verlo de nuevo —confesó Lukyan con el corazón temblando mientras entrelazó sus manos con penuria.

Oleg era su mayor secreto...

Sergey entreabrió sus labios vacilante y arrugó el entrecejo, las palabras del alpha lo dejaron en un total desconcierto al saber que sus sospechas se habían confirmado y es que, desde este punto, estaba entrando en un camino peligroso y era la relación que tenía la familia Lebedev con los omegas de ojos violeta.

El destino tenía sus hijos predilectos, y eran ellos, omegas de alto linaje que venían desde las más puras castas.

—¿Por eso viniste a Rusia? —le preguntó Sergey a Lukyan con la mirada llena de incertidumbre—. Tú y Dimitri no me han dicho toda la verdad ¿No es así? Tenemos a los norteamericanos respirándonos en la nuca, y ni siquiera he terminado la búsqueda de los demás infiltrados que se colaron en los niveles y tú vienes aquí... ¡Como si fueras un maldito turista, ellos quieren nuestras cabezas, y tú te paseás por la ciudad como si nada! —exclamó con la respiración agitada y acarició su barbilla con frustración.

Había una sola cosa que Sergey no tenía conocimiento, y era sobre Oleg, toda información relacionada con el omega fue silenciada, como un pacto de sangre para no atraer mayores enemigos.

Todo se mantuvo en secreto para tratar de aminorar el caos que se avecinaba.

—No voy a dar un paso hacia atrás, si lo hago, Oleg morirá y la verdad, no quiero repetir tu misma historia —le tiró una indirecta cortante a Sergey, quien empuñó su mano de la impotencia al entender perfectamente sus palabras. Lukyan se levantó con una mirada hostil y colocó su pesada mano sobre el hombro de Sergey—. Oleg pasará al primer nivel y será una de las prioridades de tu equipo Pogrom, te guste o no.

Sergey al momento de protestar, sintió su instinto ponerse en alerta, desvió su mirada hacia el segundo piso, y en una milésima de segundo, tomó el brazo de Lukyan y lo empujó contra una columna de cemento en el instante en que un hombre sacó un fusil corto y les disparó en una ráfaga.

Omega Pandillero © [18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora