Capítulo 27.

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"¿Es-Está vivo?"

Escuché vagamente la voz de Sussie, para después oir a Yuki y Francisca entrando al callejón, gritando mi nombre. Todo se volvió demasiado confuso para ese punto, era yo tratando de controlarme, calmar a mi omega interno que me pedía ponernos a llorar al ver el cuerpo de Daniel en el suelo, con los restos de lo que fue un ladrillo cerca de su cabeza.

No lo pensé, no lo planee ni mucho menos imaginé que terminaria de ese modo. Cuando giré para entrar al callejón él me daba la espalda mientras golpeaba a Sussie, quien estaba tirada en el suelo hecha un ovillo, cubriéndose el rostro y el estómago. La rabia que sentí fue suficiente para que observe a mis lados, encontrándome con unos ladrillos viejos y abandonados apilados unos sobre otros, tomé el que estuvo más cerca y corrí hacía él, para el segundo en que los ojos de Sussie me miraron, ya el cuerpo de Riccardo caía al suelo en cámara lenta, junto con el ladrillo roto.

"Demonios, Sergio." Yuki me tomó del brazo, sacudiéndome ligeramente. "Amigo, dime que estás bien, por favor. Mírame."

Salí del trance en el que me encontraba cuando su cuerpo rodeó el mío y me abrazó con
fuerza, sentí su calidez y fue suficiente para aferrarme a la frágil espalda de mi asiático amigo, dejando que mi omega sea libre, que mi cuerpo tiemble y que mis ojos se llenen de lágrimas contenidas, mientras le repetia a Yuki que quería a Max.

"Llámalo ¿Si? Llámalo, él puede ayudar."

Recordé que Max tenía una reunión y que seguro para ese momento debía estar en ella, pero mi egoísta deseo pudo más, así que apenas un brazo de Yuki me liberó, saqué mi celular de mi bolsillo y marque al segundo número en llamadas rápidas. Pegué el aparato a mi oreja y al segundo timbre escuché la voz de mi alfa, llenándome de una sensación de paz impresionante.

"Hey, bebé ¿Qué pasa?" Preguntó, preocupado. "A esta hora deberías estar en clases."

"Lo siento." Gemí, tratando de aclarar mi garganta. "Lo-Lo siento, es que... Necesitaba-Necesito escucharte."

"¿Checo?" Su voz se escuchó mucho más alarmada. "Mi amor ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras?"

"Mierda." Llevé una de mis manos a mi cabello y contuve la respiración por unos segundos, tirando de mis cabellos con algo de fuerza. "Es que... Él, fue él, él empezó a golpear a una omega y no pude... Mierda, Emilian, no pensé-Bueno, sí pensé pero... Creí que no debía, no era bueno el-"

"Permitirlo."

"Ujum." Suspiré, apoyándome en la pared que estaba a mi espalda y observando a Kika auxiliar a Sussie, "No debía... Permitirlo."

"¿Te hizo algo? ¿Cómo estás?"

"No, no." Negué con la cabeza, aunque él no podía verme. "Él ni siquiera me vio, solo... Solo lo golpee con un ladrillo que encontré, lo golpee en la cabeza y ahora está... Está en el suelo. Demonios." Me dejé caer
hasta que me senté en el piso,
apoyado aún contra la pared.
"Dime... Dime que todo estará
bien. Vamos, dime."

"Todo está bien, mi bebé." Asentí, pasando mi brazo por mis ojos para eliminar los rastros de lágrimas. "Me pone más tranquilo que no te haya visto, sabes cómo son los alfa, seguro luego buscaría venganza y yo no iba a permitir que te toque. Ni a ti, ni a Liam."

"Lo sé." Sonreí, mientras le regalaba un gesto de agradecimiento a Yuki. "Eres mi buen alfa."

"Y tú mi perfecto omega. Estoy orgulloso de ti."

"Pero... Max... Tenemos miedo de tocarlo. Todos, creo." Los tres presentes me miraron, confirmando mi teoría. "No sé si respira."

"¿Quieres que vaya?"

The perfect omega. | ChestappenWhere stories live. Discover now