Capítulo 32.

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"No pueden ¿Verdad? Ellos... Ellos no pueden..."

Mi voz se oía ronca, entrecortada y rasposa, me dolía de tanto haber llorado y quizás gritado por el teléfono. Estaba seguro que fueron más de veinte veces las que llamé al número de Max, número con el cual me había comunicado con él esa misma mañana, antes de que todo el tormento comenzara; y mismo número que ahora me repetía una y otra vez el mismo mensaje.

Geri se quedó incluso cuando ya no debía hacerlo, después de ayudarme a levantarme del suelo en el que caí rendido ante la voz repetitiva del teléfono, caminé hasta el sofá y me dejé caer en este. Liam se trepó por un costado, se sentó sobre mis piernas y apoyó su pequeña cabecita rubia en mi pecho. Colocó su manito a la misma altura y frotó su rostro contra mi remera. No tenía idea de dónde éI había aprendido aquello, pero estaba feliz de que lo supiera, así sea por instinto propio, fue su suave y dulce aroma a bebé, a mi bebé, lo que hizo que no me consumiera en un estúpido ataque de pánico.

Después de que se durmió, lo acosté y Geri se fue, dejándome estable, citando sus palabras, volví a llamar a Max al menos unas diez veces, todos los intentos fallaron. Traté de hacer lo mismo con Pierre pero me decía que el usuario se encontraba fuera del área de servicio. Incluso pensé en llamar a mi madre, sentía que necesitaba a alguien diciéndome que todo iba a estar bien, alguien que calmara a mi asustado omega, que lo mantenga quieto y no siendo el causante de que mi corazón estuviera a poco de salirse de mi pecho.

Al final, llamé Charles y solté un gemido de alivio cuando me contestó. Le conté todo completamente todo y más de una vez lo oí sisear enojado y triste, sin embargo, él tampoco podía hacer nada por ayudarme.

"Checo... No lo sé." Dijo, después de un largo silencio. "Si él lo ha consultado, quizás-"

"¡Percival!" Reclamé, deteniendo sus suaves palabras. Él intentaba que del modo que fuera, su confirmación no me enloqueciera. "¡Estamos hablando de Liam! Sebastian... Él, él nunca iba a ser un buen padre para Liam eso si es que me dejaba tenerlo siquiera."

"Lo sé, tú y yo sabemos eso." Continuó. "Pero la justicia no ¿Entiendes? Él es un alfa, quieras o no, sigue siendo tu alfa y es el padre de Liam, porque lo es. Tiene su sangre, él puede explicar que le escondiste la existencia de su hijo y te tomarán por un omega con algún desorden mental. Además ¡Huiste!" Me reclamó. Iba a contestar, cuando siguió. "¡Claro que debías huir! ¡Pero eso el jodido mundo no lo entiende!"

"Charles." Lo detuve. Sentí como mi vista se humedecía de nuevo. Él tenía razón, incluso Vettel tenía razón. "No-No pue... Pueden quitármelo." Dije, sin darme cuenta que ya estaba sollozando de nuevo, encogiéndome en el rincón del sofá, con el celular en la mano. "No pueden... Es mío, es mío."

Me escuchó llorar en silencio, de vez en cuando, oía sus lejanos arrullos que no servían a través de una lÍnea telefónica y sin embargo, tan triste como sonase, era lo único que tenía en ese momento. No a Max, no orgullo, no valor, nada... Solo el lamento de mi hermano mayor y el temor de perder lo único que evitaba que me suicidara.

"Checo, hermano." Dijo, después de un largo tiempo en el que no dejé de llorar en ningún momento. "¿Y si vas a buscar al papá de Max? Me dijiste que era un gran tipo, si Max y Pierre no contestan, quizás él pueda ayudar ¿No? Tiene influencias."

"Él es un omega, Charles." Suspiré, sorbiendo por la nariz, pasando mi antebrazo por mis ojos, tratando de detener las lágrimas que parecían no tener fin. Sentía el mal sabor en la boca al expresarme de esa manera, más con mi mentalidad de que omegas y alfas somos iguales,sin embargo, así como iban las cosas, me di cuenta que el mundo no estaba listo para ese cambio, y que los omegas tampoco. "Y el padre de Max, debe estar feliz de que él y yo no podamos comunicarnos, no le permitirá hacer nada."

The perfect omega. | ChestappenWhere stories live. Discover now