16. Carnada

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La elección, no la casualidad, determina tu destino.

Aristóteles.

Aristóteles

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Cubierta por la oscuridad, Ainhara trepó la muralla que la separaba de su líder. La encontró sentada en una butaca en medio de la sala, con los pies cruzados en un pequeño puff redondo. Sonrió al darse cuenta de lo imperturbable que parecía, tanto que hasta podría engañarla trasmitiendo paz.

La joven levantó la vista de Rayuela, observándola con curiosidad.

—Pensé que podría asustarte, al punto de matarte —confesó Ainhara.

—Morir no es una opción.

—Por ahora no, pero creo que sentarte a leer en estos momentos, tampoco lo es —contestó la mujer de cabellos blancos, sentándose a sus pies—. Los asesinatos no se han detenido, por el contrario, parecen ir en aumento.

—Lo sé —respondió la mujer, dejando el libro sobre sus piernas para detallar a su interlocutora—. A ver, ¿qué es lo que te procupa?

—Creí que continuarías manteniendo a raya a los Mercenarios, no que te retirarías a culturizarte.

—Los Mercenarios saben que los Primogénitos están en Costa Azul. La Fraternitatem Solem se ha vuelto tan imprudente que lo único que les faltó fue sacar una valla publicitaria y colocarla en cada rincón del mundo.

—Entonces, temes cruzarte con ellos.

—No, de hecho, cuidar al Populo no es mi trabajo, es el de ellos.

—¡Miry! —exclamó, haciendo pucheros—. Hemos trabajado por la tranquilidad de nuestra gente, y eres consciente que, incluso Mauricio, con toda su experiencia no es más que un niño de pecho con su Donum. ¡Solo hace aparecer bicicletas, autos y motos!

—No es mi culpa que no tenga nada más en ese cerebro.

Ainhara la miró inquisitivamente, haciéndola suspirar.

—¿Qué hará Giovanna por sus hermanos?

—Sabes que les importa una mierda —respondió Ainhara, mostrándose decepcionada—. Ni siquiera sé por qué el Solem le cedió el Sello de Primogenitura a su familia.

—Al no existir otro Santamaría, creo que no le quedaba otra opción.

—Eligió mal.

—No creo, Ainha, que se hubiese equivocado... por algo estamos todos aquí. ¿Qué has descubierto sobre la profecía? —preguntó la líder, intentando cambiar el tema.

—La hemos buscado por todo el Clan, pero tal parece que se la ha tragado la Tierra. Ya te imaginarás cómo se encuentra Giovanna —informó Ainhara.

Las saetas del Tiempo - Horas [1er. Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora