chiara y violeta - oneshots

Plus one

Por la presente

Ruslana y Omar

invitan a celebrar su boda

a:

Chiara Oliver +1

Chiara miraba la carta que tenía en la mano sin acabar de creerse que el evento realmente sucedería. Su hermana mayor se iba a casar con un hombre maravilloso, como siempre había fantaseado desde que eran pequeñas, y le había enviado la invitación por correo. Tardó unos segundos en percatarse del pequeño número al lado de su nombre y, cuando lo hizo, marcó el teléfono de su hermana.

Mientras esperaba a que la atienda y solicitaba el ascensor, se acomodó el bolso en el hombro y recogió la bolsa que traía y había apoyado en el suelo.

—¡Kiki! Qué alegría que me llames.— saludó la pelirroja al cabo de unos pitidos.

—Hola, Rus. Buenos días.— sonrió al escucharla, mientras se colocaba el móvil entre el hombro y la oreja para presionar el botón del ascensor.— He recibido la invitación para la boda.

—¿Tan pronto? ¡Qué bien!— se sorprendió, y Chiara escuchó cómo se lo comentaba a su prometido.— ¿Has visto qué chulas? Las ha diseñado Omar.

—Sí, la verdad es que están muy bien.— estuvo de acuerdo, girándola en su mano para verla con mayor detalle.

—¿Y bien? ¿Ya sabes quién será tu invitado?— preguntó, mientras Chiara hacía malabares con todo lo que cargaba para abrir la puerta de su piso.

—De eso te quería hablar.— respondió, dejando las cosas por el camino.— No mencionaste nada sobre invitados.

Dejó sus cosas en la cocina y entró a su habitación, en donde se encontró con la imagen de una mujer desnuda durmiendo en su cama. Al verla se le formó una sonrisa involuntaria, y se acercó hasta donde estaba para dejar un beso sobre su espalda. Ella se quejó un poco por la interrupción de su sueño, y Chiara se alejó del ruido para seguir hablando con su hermana.

—Ya, Kiki, pero la mayoría de nuestros invitados son familias o vienen con sus parejas.— explicó. Chiara casi que podía ver su mueca, aunque solo escuchara su voz.— Lo pusimos así para que los que están solteros no se aburran entre tantas parejas. Pero si a ti no te molesta, puedes venir sola.

Chiara miró a la pelirroja, que se había dado la vuelta y ahora se estiraba en su cama, y sintió cómo le latía más rápido el corazón al ver su espalda curvarse y dejar expuestos sus pechos a su mirada indiscreta.

—Vale. Aún no sé qué haré.— quiso restarle importancia al asunto, incluso gesticulando con la mano.— Quizás le digo a Martin.

—Ay, Martin. Quiero conocer a quien le ha robado el corazón a mi hermanita.— la picó su hermana, haciendo reír a la morena.— O bueno, también puedes traer a una amiga, si eso es demasiado pronto.

Su familia en Menorca estaba convencida de que Chiara salía con Martin, un amigo que había hecho unos meses atrás y a quien mencionaba mucho durante las llamadas con la familia. Ella tampoco lo había desmentido.

Lo cierto era que conoció a Martin en una fiesta a la que la había arrastrado Bea, insistiendo en no acudir sola. Ella, que esa noche no tenía planes y jamás podría decirle que no a su amiga, la acompañó.