Capítulo 2.

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Nanuk POV

Manak el oso de Nanuk, jadeaba tras el entrenamiento; a pesar de su tamaño debía entrenar todos los día y ganarse el respeto de todos los miembros de la manada, en su condición de mestizo así era; todos sus antepasados en su posición tuvieron que ganarse el respeto con sus compañeros y la manada.

Hacía recibido un reto del hijo mayor de uno de los miembros del consejo de su manada, por lo que estaba entrenando arduamente, ese oso se había empeñado en retarlo, debía de aceptar, no iba a permitir que un tonto como ese le quitara su herencia de sangre.

-Vamos Nanuk estás muy lento, esas hamburguesas se te fueron al culo -Su mejor amigo Drake se burlaba de él sabía cómo hacerlo enojar.

-¡Así! Veremos quien es el lento -En un rápido y ágil movimiento de Nanuk en pocos segundos lo tenía mordiendo el suelo de un solo golpe.

Continuaron entrenando, algunos más se les unieron en el entrenamiento hasta que terminaron pasado medio día. Estaban hambrientos por lo que se fueron a sus casas. Nanuk se fue a meditar, eso le ayudaba a entrar en sincronía con su oso interior, Manak estaba ansioso quería luchar con aquel oso; como se atrevía a dudar de su linaje, el linaje de sus ancestros.

A la mañana siguiente todo estaba listo en la arena del pueblo de la manada Kodiak, era la manada más grande de Kodiak del hemisferio norte y la más prospera del norte. La isla estaba muy cerca de la masa continental de Alaska, fuera de la época de invierno todo era muy verde, la isla tenía varios ríos muy limpios y el alimento no escaseaba, en la época de migración de salmones tenía suficiente alimento hasta para almacenar para los tiempos difíciles. Todo eso tenía sus ventajas y desventajas. Las desventajas era que muchas manadas codiciaban sus tierras, incluso tenían que pelar con los humanos que cazaban y pescaban furtivamente en su territorio.

Sus principales antagonistas eran una manada de osos polares solitarios que viven las Islas Fox, ellos habían sido desterrados a esas tierras por las otras manadas de osos incluyendo la suya.

La isla mayormente estaba cubierta de hielo en todo el año, no habían bosque muy amplios y los salmones no iban tan al norte para desovar y la pesca era muy escasa. Usualmente cazaban focas o cangrejos araña, sin embargo, había momentos que eso aburría.

En una mañana de verano la arena o plaza del pueblo estaba a reventar, era el día en que Nanuk defendería su posición de futuro alfa de la manada. Había mucha expectación por el hecho muy pocas veces sucedía tal cosa; era muy extraño que alguien retara a un futuro alfa por lo que todo el pueblo se hizo presente.

Nanuk por su parte caminaba en círculos en su cuarto, no iba a negar que estaba nervioso y a la vez enojado. Su madre había demostrado muchas veces ser fuerte y ni que hablar de su padre. Se preguntaba una y otra vez porque tenía que demostrar su fuerza.

-Hijo, es la hora -Tulok entro en la habitación de su hijo para acompañarlo en su reto. Al fin y al cabo, él era el alfa de esa manada.

Cuando llegaron a la plaza del pueblo todos estaban ahí esperándolos, Tulok y Yura se dispusieron a tomar sus lugares como jefes de la manada. El bullicio era insoportable, uno hablaban a favor de Nanuk y otros envidiosos en su contra; a Nanuk le daba igual. Tulok se puso de pie.

-¡SILENCIO! -Grito casi con un rugido y todo quedó en silencio.

-Nanuk, mi hijo se ha hecho presente para afrontar el reto. Si mi hijo gana, no habrá más dudas en relación con su herencia de sangre -Gruño Tulok.

-¿Qué hay si pierde? No podemos tener a un Kodiak débil guiando la manda, más con la manada de renegados polares rondando la isla -Preguntó maliciosamente Shelok.

La Perdición del KodiakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora