3

11.3K 780 66
                                    

Damon.

Akira ignora mi presencia hasta que llegamos a la habitación.

Le habla solo a mi hijo. Y a mí me ignora.

No quiero alterarla.

Por eso me quedo a un lado en silencio. Esperando que mi mujer termine de ayudar a mi hijo.

—Recuerda llamarme cualquier cosa. ¿Entendido?—Pregunta arreglándole el cabello a mi hijo.

—Si mami...—Contesta Nilo.

Contento.

Akira le acaricia la cara. Dedicándole una sonrisa genuina.

—Cariño, pásale las cosas a papi para que te las baje.—Lo manda.

Sin esperar a que mi hijo me lo diga, tomo sus cosas.

Mi hijo me empieza a seguir.

Me doy cuenta de que Akira no viene, así que aprovecho y me detengo en plena escalera viendo a mi hijo detenerse.

—Te doy cincuenta dólares si le rompes a tu abuelo todo su bar.—Susurro.

A mi hijo se le ilumina la cara.

—Cien.—Propone—Por los riesgos.—Se encoge de hombros.

Pequeño demonio.

Se ha vuelto todo un hombrecito de negocios.

—Trato hecho.—Le ofrezco mi mano. Pero él la rechaza y la vuelve a extender.

—El dinero.—Exige.

—Todavía me pregunto para qué pides tanto, si te damos todo lo que quieres—Comento sacando dinero.

—Cosas de hombres—Se encoge de hombros.

Me río.

Sin duda es una copia mía.

—Ten.—Le paso la mitad del dinero—Cincuenta por adelantado, lo demás te lo paso cuando cumplas lo que te pedí.

—Está bien.—Se mete el dinero en el bolsillo y levanta el dedo pulgar.

—Vamos, tu abuelo puede sospechar.

...

Me despedí de mi hijo. No sin antes recordarle de que llevara su balón de futbol.

Akira se quedó arriba.

Me dirijo hacia la habitación, buscando saber que es lo que le pasa.

Sin siquiera tocar la puerta, me adentro en la habitación.

Ahí esta ella.

De pie. Dándome la espalda y mirando por la ventana.

Me acerco con cautela y toco su espalda.

Siento como se tensa.

—¿Qué ha estado pasando?—Pregunto preocupado.

—Nada.—Contesta con voz dura.

—Akira... Cariño. Puedes hablar conmigo.—Susurro abrazándola por la espalda.

—Lo sé.

—Dímelo.—Pido.

—No es nada Damon...

—Eres mi mujer. Te conozco como la palma de mi mano. Corazón. Dímelo. Pídeme lo que quieras, si es algo que te falta, solo dilo y te lo cumpliré.—Susurro.

Ella no responde.

No lo hace.

Y sé por qué es.

Joder.

Está llorando.

—Oh no... Cariño.

Se da vuelta sin levantar la mirada y se hunde en mi pecho. Abrazándome.

Aferrándose a mí.

Joder.

¿Qué le pasa?

No la presiono más.

Se está desahogando.

Tiene que hacerlo.

Cuando esté lista me lo dirá.

Confío en que lo hará.

—Llora cariño. Llora todo lo que tengas que llorar, pero no lo hagas sola.—Susurro con el pecho apretado.

Odio verla así.

—Pero nunca llores sola. Me tienes a mí. Recuerda que estaré para ti hasta el día que me muera. Lloremos juntos mi amor, pero no lo hagas sola. Estamos juntos.—Siento algo en mi mejilla.

Oírla llorar me parte el alma.

No puedo...

No puedo verla de esta manera.

Y no puedo hacer nada, no sé lo que tiene.

No sé que tiene.

Pero me aseguraré de hacer pagar a la persona que se atrevió a hacerla llorar de esta manera.

Dominame [Segundo Libro]Where stories live. Discover now