Los Ojos Del Angel 🌛 [+18]

Capítulo dos🌛La casa de Verano

꧁ Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar (Antonio Machado꧂

Columbia, Portland, EE.UU

Solsticio de verano, Año 2023 

Un mundo más equilibrado y justo era lo que me había dicho mi padre que sería el objetivo, pero al salir lo que menos hice fue precisamente construir equilibrio.

He hecho todo lo imposible para nunca tener que volver ahí, para construir mi propia vida sin científicos locos que hurguen en mi genética como pollo en ensalada cesar.

Así que desde mi libertad, he vivido mis años en el presente. Eso es lo que estoy haciendo cuando delante del espejo maldigo las vacaciones y maldigo a Katherine Kavanaugh por abandonarme en momentos críticos en el planeta de los Steele. Más bien, de mis tíos paternos.

—¿No ibas a pasar con nosotros las vacaciones? —pregunta la tía Charlotte acurrucada en el sofá de la recámara.

Delante del espejo por unos segundos peleo con mi pelo corto a los lados, evaluandolo de un lado del rostro al otro, pero desisto y opto por dejar el flequillo cayendo en mi frente.

A la mierda la humedad y sus efectos colaterales.

Observo mi reflejo: Mis ojos de un color azul pálido lucen cansados, con falta de su chispa habitual. Sin duda es el resultado de tanto madrugar y trasnochar durante las peores vacaciones de mi vida. De cierta manera la culpa sobre-cae en Katherine, que me ha dejado sola, únicamente por irse de vacaciones con el grupo del periódico universitario cuando debería estar conmigo, pero aquí sigo, sola, en casa de mis tíos.

Me muerdo el labio, pensativa, tirando de él con los dientes.

Katherine es mi compañera de piso, quien durante mis días de novata en la universidad me ha estado apoyando hasta el punto de que básicamente soy más unido a ella que a mis antiguos compañeros de mi ciudad natal, pero luego de su incipiente y notable abandono, no se me ha podido ocurrir otra cosa mejor que seguir en compañía de madre, en casa de mis tíos, lo que sigue siendo toda una mala aventura, básicamente es como una noche en el purgatorio, un recuerdo de las noches oscuras que pasé encerrado en el cuarto frío de una antigua guarida de científicos; lo último en lo que deseo pensar en cuanto me suba al asiento de primera clase devuelta a mi vida con Katherine.

—Sí. Kate se ha puesto enferma durante su de viaje con los chicos del periódico universitario, por lo que necesita que le haga este favor y no sé por qué me ha encargado esto a mí. —Me aplico humetante en los labios, los junto y los despego con un chasquido —. Aunque no conozco los detalles, ella me necesita. Es momento de terminar con el viaje de vacaciones, y hacerle frente a la realidad —Miento cuando es justo lo opuesto, la realidad es Columbia y Seattle es el escape.

—Vaya movidita para un resfriado, ¿no?

—Paso. —Sigo equipando el resto de todas mis cosas de vuelta en mi maleta.