Capítulo Cuatro🌛Un caso clásico de TOC

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꧁ Debí subir los muros para protegerme de él, debí seguir las instrucciones de mis amigos y ponerme chaleco Antibalas, pero lo hice tarde

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Debí subir los muros para protegerme de él, debí seguir las instrucciones de mis amigos y ponerme chaleco Antibalas, pero lo hice tarde.

Me enfrasco en buscar el mostrador de compra y cambio de boletos para conseguirme alguno en primera clase. Sonrío ante la sensación de comodidad que me provoca solo imaginar viajar de esa manera.

Es mi turno en el mostrador cuando escucho una risa a mis espaldas, y siento un golpe de hombro contra hombro. Tropiezo y caigo de golpe, de rodillas, y con las manos apoyadas en el suelo. Maldigo por mis adentros al ver mi móvil arrojado en el suelo, tomo mi móvil y audífonos de vuelta de mi bolsillo. Veo al hombre que se pone delante de mí, robándome el turno, y deja caer una laptop sobre el escritorio.

—Buenos días —Escucho esa voz gruesa.

"¡Es él!"

El hombre guapísimo de la fila de Check-in.

¿Acaso pensaba que porqué escuché su discusión... puede empujarme y robarme mi lugar como si nada?

Eso es tan... ¡Descortés!

Me levanto de un solo brinco y carraspeo con mi garganta, interrumpiendo el coqueteo de la rubia de bote tras el mostrador.

—Disculpa, voy de primero —El hombre ni siquiera se inmuta. Frunzo el ceño y pongo un dedo en su hombro. —Oye...

Siento que se tensa ante mi tacto y mi voz. Gira su cabeza de lo que sea que está haciendo con la rubia de bote tras el mostrador, me mira directo hacia donde está mi dedo, presionado en su hombro. Su mandíbula se tensa al verlo y me mira directo a los ojos mientras respira profundamente.

Santa mierda.

Definitivamente ese es el hombre más atractivo de todo el mundo. Su pelo cobrizo, perfectamente desaliñado sobresale bajo su gorra.

¡Espera!

La memoria se aclara en mi mente. Este hombre lo he visualizado antes en las noticias.

¡Christian, por supuesto!

—¿Usted no es Christian Gre...? —Empiezo a preguntar, pero su mano cubre mi boca, atrayéndome a su pecho, mi cuerpo tiembla por completo al sentir su cercanía, mientras soy arrastrada por él lejos de la multitud.

Estamos en el pasillo de los baños y solo ahí se aleja. Mi pulso está acelerado. Puedo sentir como su energía irradia oscuridad.

—¿Qué quiere para que no grite mi nombre? ¿Dinero?

—No quiero su asqueroso dinero.

Le miro con mala cara y él se limita a arquear una ceja, desdeñoso.

—¿Qué necesita, entonces?

—Bueno, verá, yo iba antes que usted y pasó de mi cómo los camioneros. Lo mínimo, una disculpa y que me de mi sitio.

Los Ojos Del Angel 🌛 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora