XII: Lirio Entre Los Espinos.

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Ya era día viernes, marcando el punto en donde ya quedaba poco para la semana de puertas abiertas.

La gente de Sawon Mun trabajaba como loca para el esperado día, pero por mala suerte de ellos y por temas de tiempo, la iglesia principal no podría estar lista hasta después de la semana de actividad. Min había tratado de apresurarse, sin embargo, aún quedaban detalles por arreglar, guarda polvos y paredes por pintar y recorrer, todo se traducía en tiempo. Baek no le puso problemas, mucho menos lo apresuró, pues al ver cómo iba avanzando, el joven estaba más que satisfecho. La iglesia de poco a poco estaba cobrando vida nuevamente.

Ante este percance, se tomó la decisión de realizar la jornada al aire libre; además, el ambiente era propicio debido al verano por el cual se atravesaban; la brisa, el calor y la sombra de los árboles harían de la experiencia más cálida en todo sentido.

Era por ello que cada integrante de Sawon Mun ayudaba de alguna manera ordenando el jardín principal, la entrada, el camino hacia Sawon Mun, etcétera. Por ello, el omega se puso de pie, alistándose para comenzar su día.

Tomo algo rápido de ponerse; una camiseta sin mangas de un tono negro y pantalones del mismo con zapatillas cómodas, la que siempre usaba, y acabo con su collar puesto en su cuello. Arregló su cabello y suspiró, dándose un poco de ánimo antes de salir de la habitación. Al estar en el pasillo saludó a algunos compañeros que pasaban y ya iban a estudiar a la biblioteca, para ayudar para la jornada de puertas abiertas. Kim decidió saltarse unas lecciones y ayudar en lo que más pudiera.

Su plan era ayudar a la madre Park con asuntos relacionados con el evento de la comunidad y también con los niños. Lo que más le gustaba era verla y ayudarla a hacer arreglos florales que eran su especialidad. Antes de comenzar con ello, la mujer lo esperó en la recepción con el mesón lleno de paquetes y cartas por entregar.

—Buenos días, madre Park. —Saludo con una gran sonrisa.

—¡Tae! ¡Me alegro de verte! —Le dijo ella con cariño y amabilidad. —Llegas justo a tiempo. Te quería pedir un pequeño favor.

—Con gusto, dígame en qué puedo ayudar. —Se acercó al mesón.

—Llego mucho correo esta vez, y quería saber si los puedes repartir mientras yo preparo el invernadero para que me ayudes con los arreglos florales. ¿Podrías? ¿O estás ocupado con el joven que trabaja aquí?

Kim se quedó mudo y negó enseguida.

—No para nada. Estoy desocupado. —Comenzó a tomar los paquetes pequeños primero.

—Muchas gracias, en serio. Pasaste por el invernadero cuando acabes, no haría sin ti los arreglos. Eres bueno en los detalles.

—Claro. Nos vemos, madre Park.

La mujer se despidió con una sonrisa del omega, de manera mutua, el chico hizo igual.

Para comenzar su labor, leyó con detenimiento cada paquete para reconocer a la gente y así evitar equivocaciones en la entrega. Por otro lado, quería acabar para poder ir al invernadero. Los organizó por porte y por personas que sabía a dónde podían estar a estas horas; primero los pequeños, los medianos y los grandes. Ordenó luego los medianos, y vio un paquete envuelto de manera prolija y cuidadosa. Al leer el nombre, se quedó en silencio, deteniendo cada acción.

"Min Yoongi"

Salía la dirección de la comunidad y el nombre de quien la envió abajo de esta.

"Min Heejin".

El omega dudó un poco si entregársela o no personalmente. Al tocar la caja, la vio bastante contundente y pesada. No sabía qué podía ser, dinero, quizás, pero no solo eso, algo más venía dentro. En ese momento cayó en cuenta que su madre logró enviarlo, por ende, alguien le dio la dirección. Se sintió atrapado, pues si veía ese paquete pensaría que fue él, cuando nunca volvió a hablar con la madre del alfa tras la riña de la vez pasada. Quizás fue el padre Baek o la madre Park, o incluso la señora Kang.

Amartía [YOONTAE]Where stories live. Discover now