-¡Que alguien llame a un médico! ¡Hyunjin logró despertar! ¡Hyunjin abrió los ojos! -gritó alguien a lo lejos.
Todo era demasiado extraño para Hwang. No entendía absolutamente nada.
¿Cómo era eso que había logrado abrir los ojos? Si el había vivido tres meses de pura adrenalina detrás de Seo junto a sus amigos.
Y logró regresar a casa pero había peleado con Felix. Lo último que recordaba fue el accidente de auto y el horripilante, para él, desgarrador y doloroso, llanto de Lee.
La aparición de una extraña luz blanca y la sensación de ya no sentir más dolor.
Creía que había muerto.
Pero justo ahora, abriendo lentamente los ojos no entendía porque la gente a su al rededor lo miraba con asombro y miedo. Porque de repente todas las luces eran tan brillantes y molestas. Tampoco entendía porque tenía un montón de cables conectados a su cuerpo, y maquinas al rededor, con un inmenso dolor invadiendo todo su cuerpo. ¿Dónde esta esa luz que logró quitarle todos los males que sentía en su pobre y cansado cuerpo?.
¿A caso eso que estaba en su rostro era una mascarilla de oxígeno? No entendía que pasaba, estaba comenzando a asustarse de las sensaciones de no tener fuerzas, de no poder moverse. De no poder hacer absolutamente nada.
Ni sique hablar.
-¡Hyunjin! ¡Hermano, ¿puedes oírme?! -preguntó una voz ligeramente familiar para Hwang. Aún no lograba identificar a quién pertenecía.
Le parecía conocida las siluetas de las personas que se encontrabn en el lugar, pero no lograba distinguir sus rostros. Tampoco lograba comprender del todo el porqué no podía ver bien, porqué una parte se veía más oscura que la otra. Prácticamente del lado derecho estaba completamente negro.
Alguien más le habló, pudo distinguir por su dulce y amable tonalidad que era una mujer. Alguien agradable al parecer.
-Señor, ¿sabé su nombre? -preguntó, mientras con una linterna pequeña revisaba su ojo izquierdo, sus pupilas. -¿Sabé en donde esta? ¿Oh cómo acabó aquí? -interrogó.
-Yo... -intentó hablar en un susurró, pero su garganta estaba reseca, no tuvo demasiado éxito. Simplemente las palabras no podían salir de sus abultados labios ahora.
La mujer se dió cuenta de aquelló, y prefirió cambiar la forma de examinar al hombre de cabellos desprolijos.
-Señor, por favor, dígame si me escucha -pidió gentilmente- apriete mi mano como pueda si me hoye -sugirió con ternura en su tonalidad, tomando con cuidado la mano derecha de Hwang entre las suyas.
Asintió despacito con su cabeza y sin demasiada fuerza implementada apretó su mano, sacándole una sonrisa a la bajita castaña.
-Bien, perfecto señor -felicitó con emoción al ver sus reacciones positivas. -¿Sabé su nombre y en dónde esta? -volvió a preguntar. Y sonrió al sentir como apretaba su mano nuevamente, al parecer su mente funcionaba bien.
-Ahora, le pidió que apreté mi mano dos veces si puede ver correctamente, oh una sola si no es del todo clara, sobre todo si tiene dificultad para distinguir rostros -pidió con temor, ella sabía que él chico guapo estuvo al borde de la ceguera permanente cuando llegó al hospital hacía tres meses atrás.
Hwang apretó su mano una sola vez, desanimando a la enana chica. Esta suspiró con frustración, temiendo por la visión de su paciente.
-Señor Hwang, usted ha estado en coma durante los últimos tres meses -dijo la mujer en un tono preocupante, era su trabajo informarle esto a los pacientes para que pudieran entender la situación en la que se encontraban, no muchos estaban orientados al despertar.
