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Carlos

Max trajo la última silla y se sentó al lado de su novio, quien estaba llorando a mares.

—Mi Lando. —Daniel se sorbió los mocos entre sollozos.

—No va a morir. —Charles intento salvar la situación. —Creo.

—¿Cómo que crees? —La hermana de Lando susurró muerta de miedo mientras le agarraba la mano al británico.

—Ha perdido mucho sangre, le hemos hecho una transfusión, por el momento no la está rechazando. —Dijo Charles.

Todos asintieron y se quedaron en silencio. Me senté al otro lado de Lando y agarre su otra mano antes de suspirar.

—Deseo con todo mi alma que viva. —Susurro.

—Chicos, tranquilos. —Max intentó dar un poco de paz. —Lando es un hombre muy fuerte y valiente, seguro que va a salir de esta. —Le sobó la espalda a su novio. —Solo, no os dejéis llevar por esa vocecita vuestra que os dice que no va a salir de esta.

—Me voy a arrepentir toda la vida si no se despierta y jamás le pude decir lo que sentía. —Mire su rostro y solloce. —Joder.

—Carlos, tranquilo. —Charles se acercó y me dio un abrazo. —Max tiene razón, Lando es fuerte, seguro que sale de esta.

—Espero que tengas razón. —Mire a Max y susurre abatido.

Charles me abrazo con fuerza y yo solo pude llorar, llorar su posible pérdida. Es verdad que no le había dañado ningún órgano vital, pero había perdido tanta sangre que era extremadamente preocupante. Sabía que no tenía que perder la fe, que Lando era más duro que el diamante, pero a veces nuestra mente puede ser nuestro mayor enemigo.

Los días fueron difíciles, interminables, Cisca y yo éramos los que menos habían dormido con diferencia. Sinceramente no podíamos, yo por lo menos no podía pensar en la idea de estar durmiendo y que me dijeran alguna noticia de Lando o que justo se despertara. No podía permitirme el lujo.

Con la única persona fuera de la habitación con la que hablaba era con Blanca, quien me preguntaba sobre Lando, me enviaba fotos sobre Judith. Hacía llamadas con mi hija todos los días, pero eran cortas, como repito, no puedo permitirme el lujo de hacer cosas cotidianas por si pasa algo alrededor de Lando.

Sabía que Isabel había vuelto a Madrid, porque tenía unos cien mensajes de ella acumulados de estos tres días y un total de cuarenta y siete llamadas perdidas. Daba miedo porque no la he contestado a nada, ni una llamada, ni un mensaje. Mis amigo estaban preocupados, pero yo estaba demasiado centrado en Lando para pensar en mi divorcio. Ahora mi prioridad era él.

Cuando despertó, después de tres días de incertidumbre, sentí paz, me sentí liberado, es como haberse quitado un peso de encima. Creo que me estaba empezando a volver loco. Al principio se le vio desorientado, pero poco después volvió en si mismo.

—¿Quién es ella? —Pregunto Charles cuando la señora nos echó a los cinco de la habitación de Lando.

—Es mi jefa. —Daniel aclaró. —Ha estado bastante preocupada por lo ocurrido con Lando.

—¿Por Lando?

—Lando es un diamante en la investigación, Lidia lo quiere como si fuera un hijo suyo. —El australiano empezó a hablar. —Esa chica tiene como objetivo que la estancia de Lando en España sea excepcional para que decida quedarse.

Atrolondrado || CarlandoOnde histórias criam vida. Descubra agora