CAPÍTULO 31. ALMAIS.

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Flash Back
Eran las ocho de la noche, todos lo jefes estaban en la sala de conferencias en la fortaleza Carrissi, todos esperaban a Amalia, creyendo ser ella quien los había citado.
Los ocho  hombres poderosos, estaban reunidos esperando a la mujer más poderosa de toda la organización, italiana y de casi toda Europa.
Sentados en la mesa esperando la magistral entrada de Amalia Carrissi.
Las puertas se abrieron y todos se pusieron de pie al ver a la pareja frente a ellos.
Amalia del brazo de Emilio.
—¡Emilio! —Pronunciaron al unísono asombrados.
—Hombre, tienes vida de gato. —pronunció uno acercándose y dando un abrazo de bienvenida.
—Pero no comprendo, nosotros te enterramos. —dijo otro asombrado.
—Enterraron una caja, pero no me vieron a mí. —respondió mirando a cada uno de ellos.
La reunión continuó y tres horas después estaban despidiéndose.
Fin Flash Back.
Emilio recordó cada uno de ellos, cada palabra y gesto que hicieron.
Tomó su teléfono y llamó a Charlie cuando estaba vistiéndose para ir a la boda.
—Charlie, ven pronto a mi oficina.
Charlie estuvo ahí tan pronto como pudo.
—Dígame señor ¿Qué sucede?
—Mira. —Emilio mostró el mensaje recibido, y con eso era señal de que nuevamente venían tiempos difíciles.
—Hay uno o más de ellos que está en contacto con Rudolf.
—O talvez tiene cámaras instaladas, estuvo mucho tiempo aquí, hizo lo que quiso.
—Llamaré al personal técnico para que revise.
Charlie llamó al personal técnico, y de ves en  cuando el miraba la hora.
Tardaron más tiempo del que esperaba, y ya terminada la revisión.
—No hay cámaras instaladas señor. Revisamos todo y no se encontró nada.
—Entonces, entre ellos hay uno o más cómplices. —dijo Emilio analizando como descubrir al traidor.
—Señor, tenemos que doblar la seguridad. —sugirió Charlie mirando nuevamente el reloj.
—¿Tienes algo pendiente?
—Señor, pido permiso para ausentarme el resto del día, es algo muy personal.
—Ve Charlie, ve a resolver tu problema. —dijo Emilio saliendo de la oficina para ir al jardín donde estaba Amalia con los bebés y Jean.
Charlie salió como alma que lleva el diablo nuevamente a su habitación. Y ahí estaba, llegando unos minutos tarde a su boda.
Mientras Charlie y Selene de juraban Amor, Amalia recibía la noticia de que nuevamente estaban con un infiltrado.
—¿Cómo puede ser posible padre? Temo por mis hijos.
—Y es aquí donde ya no podrán estar seguros, se irán a otro lugar seguro,  que no puedan acercarse a ellos ni a ti, si te quedas hija mía, estás expuesta a ese loco.
—Lo sé padre.—respondió Amalia mirando a Jean muy angustiada.
—Tranquila cariño, está ves estoy contigo, y nada pasará voy a protegerlos con mi vida de ser necesario, me dedicaré a cuidar a mis hijos yo mismo.
—Jean, no quiero separarme de mis hijos ni de ti nuevamente.
Jean acunó su rostro entre sus manos y dejó un sutil beso en los labios.
—Nunca más mi amor, nunca más.
Amalia se abrazó a Jean bajo la atenta mirada de Emilio, no quería dejarlos ir paró era necesario alejarlos de todo ese desastre, lo pensó después de verlo tan necesitados de ellos mismos.
—Hija, tienes que irte de aquí con los niños y jean.—dijo Emilio con tristeza que no demostró.
Amalia se paró frente a él y mirándolo fijamente le respondió su decisión.
—No te voy a dejar solo papá, Patrick aún es muy joven y yo no te voy a dejar. Estar contigo, tu mismo dices que no hay lugar más seguro que la fortaleza, y aún así estuvo lleno de traidores, en otro lugar di estaremos vulnerable y expuesto a Rudolf.
—Será un lugar seguro. —insistió Emilio.
—Padre, para Rudolf no hay lugar seguro. Y no está en discusión, me quedo y si Jean decide.
—Me quedo contigo amor, si te vas a Marte allá iré contigo. —respondió Jean abrazándola por la cintura.
—Suegro, nos quedaremos aquí. Y no hay discusión.
Emilio dio palmadas en el hombro de Jean y dio vueltas para volver a la oficina.
Mientras Emilio ideaba la estrategia para dar con Rudolf. Este estaba recuperándose de la lesión que le dejó una de las balas en su pierna.
—Cuando será la próxima reunión Maximus.
—Aún no hay fecha, pero creo será pronto, por qué solo estuvo un momento anunciando su llegada.
Rudolf y Maximus sugiero. Hablando por más tiempo

¿Quién es el padre de mi hijo Where stories live. Discover now