CAPÍTULO 32. REVELACIONES

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Los días pasaron y estos se convirtieron en meses, cinco meses habían pasado, Almais ya había sido operada y había recuperado la vista, más no la memoria.
—Papá, ¿por qué nunca puedo compartir la mesa contigo? Siempre son con los empleados en la cocina, soy tu hija.—reclamaba Alma al sentirse rechazada por Rudolf.
—¿No lo recuerdas cierto? Pero cada días tú me recuerdas que por ti existencia tu madre no está aquí. —Rudolf maltrataba psicológica mente a Alma, culpando la de algo en lo que no tenía nada que ver.
Así fueron los meses que hasta ahora Alma vive con quien cree es  su padre.
Mientras Alma vive tratado de ganarse un amor que no existió jamás en ese supuesto padre.
En la fortaleza estaban festejando el primer año de los trillizos Ferraris Carrissi.
Todos reunidos en el gran jardín reían cuando el celular de Charlie sonó.
—Señor, el hijo pródigo vuelve a casa.
Charlie miró a Emilio y caminó al interior de la mansión.
Fue a la oficina y entró, caminó de un lado a otro y vio entrar a Emilio.
—¿Qué pasa Charlie?
—Señor, Maximus está reunido con Rudolf, el detective que lo sigue desde hace meses que lo siguió a la guarida del traidor y ahora ya  tenemos la ubicación.
—Organiza a los hombres sin llamar la atención, no debemos perder tiempo. —Emilio se gira en se encuentra con Amalia que lo vio salir casi enseguida cuando lo hizo Charlie.
—Padre, ¿Qué pasa? —interrogó alternando la mirada entre Charlie y Emilio.
—Hija vuelve a la fiesta, disfruta de tus hijos y tu marido, esto déjamelo a mi.
—Padre, no te dejaré ir solo, voy contigo, ese miserable me debe mucho. Y no me vas a convencer de lo contrario. —habló Amalia con determinación y decisión. Emilio hizo un gesto de negación y terminó aceptando.
Charlie organizó a los hombres que esperaban fuera de la fortaleza y salieron sin ser vistos.
Subieron a las camionetas blindadas y fueron a la dirección enviada por el detective.
Tres horas después llegaron a los alrededores de la pequeña residencia que no llamaba la atención para nada.
Bajaron y la rodearon, era una casa con una pista de helipuerto y con salida al muelle donde  habían yates y lanchas rápidas.
—No puedes dejar libre todas las posibilidades de escape, esas la chancha son muy perjudicial para nosotros. —dijo Emilio a Charlie.
—Ya está uno de los buzos arreglando eso señor.
—Bien, entonces es hora. —dio la orden Emilio y fueron acorralan dolo.

Mientras los hombres de Emilio se acercaban sigilosamente, Rudolf los veía a través de una cámara de sensores.
—Se cree inteligente, y me has  decepcionado hombre. —dijo Rudolf mirando fijamente la pantalla.
—Hija ven. —llamó a la pequeña Almais que acudió a su llamado de inmediato.
—¿Qué pasa papá? —preguntó al momento de entrar, Rudolf la miró fijamente y respondió.
—Quiero que nos vayamos lejos de aquí, aquí hay gente muy mala que te quieren alejar de mi.
—No papá, no pueden hacer eso.
—Me quieren separar de ti hija, me quieren matar.
Alma quedó en shock al escuchar esas palabras, jamás se imaginó que en la inconsciencia de su memoria esas palabras sellaran  su destino.
—Nadie puede hacerle daño a mi padre, por que entonces yo, seré un verdugo con ellos.
—¡Joder Rudolf! ¿Qué hacemos? Emilio no puede verme aquí contigo.
—Nos iremos Maximus, por qué si te dejas atrapar tu destino será igual al de los otros .
—No voy a caer en tu juego Rudolf, yo voy a enfrentarlos.
Rudolf tomó a Alma la apuntó en la cabeza y salió con ella como escudo.
—¡No se acerquen más, por qué no respondo!—gritó y se asomó junto a Alma.
—¿¡Alma!? Padre es Alma, mi niña, mi pequeña Alma no está muerta. ¡Alma!
Alma no respondió ni se inmutó al ver a Amalia, simplemente se quedó quieta frente de Rudolf y con la mirada muy fija a ellos.
—No lo creo, desgraciado la tiene secuestrada. Todo este tiempo la tuvo secuestrada. —expresó Amalia con mucha alegría al saber a Alma con vida.
Rudolf empezó a caminar mientras era apuntado por los hombres de Emilio.
Rudolf caminó muy despacio escudado por Alma.
—Tranquila hija, no van a disparar mientras tú estés aquí junto a mi camina al helicóptero.
Alma no dejó de mirar a Emilio fijamente a los ojos, su mente era completamente en blanco a ese pasado donde existía Amalia, ahora eran completamente ajena a ella. No entendía por qué esa extraña se desesperaba por ella y la llamaba por un nombre extraño a ella.
—¡Alma! Mi pequeña, tranquila no te preocupes. ¡Rudolf, deja ir a la niña por favor! —gritó Amalia mirando a Alma.
Rudolf sonrió y siguió caminando de espadas.
—Señor, tenemos franco tiradores, tienen buena puntería no lastiman a la niña.
—¡No Charlie! No, puede haber un margen de error y no lo soportare. Dijo Amalia sintiendo temor.
Emilio se sentía nuevamente atado de manos.
—No pasará hija.
—Padre, déjame hablar con el
Amalia se adelantó un poco y Rudolf ya casi estaba en el helicóptero.
—Alma, Alma tranquila mi niña, Rudolf por favor déjala ir llévame a mí y déjala a ella.
—No, quiero hablar con Emilio, que se acerque. —pidió y Amalia miró a Emilio haciendo un gesto de negación. Emilio dio unas pasos y estuvo junto a Amalia cerca del helicóptero.
Rudolf lo miró fijamente y luego a Amalia.
—Amalia y Patrick siempre fueron tu prioridad Emilio Carrissi, y los dejaste en mis manos y vi la gran oportunidad de adquirir todo lo tuyo sin tener que llevar tu apellido.
—¿Quieres poder? Te lo di Rudolf, te di poder de mando. ¿Y que hiciste?
—Tratar de obtener lo que por ley me pertenece. Por pago o indemnización a tu daño proporcionado a mi familia.
—Rufolf, no se qué pretender con tantas muertes causadas, te di la oportunidad y no la aprovechaste, intentaste matarme y debes pagar.
—¿Recuerdas a Amisha, la empleada de tu casa cuando eras un adolescente mimado de diecisiete años y ella de quince? ¿Recuerdas a esa pobre mujer a la que echaron cuando la descubrieron en tu cama? ¿Dime lo recuerdas? ¡Responde!
Emilio miró a Rudolf, sus facciones trigueña y de tes bronceada, le vino un recuerdo de aquella jovencita de cabellos negros y de nacionalidad hindú.
—¿Qué tiene que ver ese pasado con tu comportamiento.
—Esa mujer de tu pasado como dices es la madre de una de  tus hija, esa mujer era mi hermana y tu la mataste, ella murió trayendo al mundo a tu bastarda, después de sufrir los castigos de recibe una mujer por deshonrar a la familia.
—¿Qué estás diciendo Rudolf.?
—Eso, que tienes otra hija y jamás sabrás quién es y ese será tu castigo.
Rudolf logró subir al helicóptero dejando a Alma.
Alma se giró y lo miró fijamente.
—Donde tú vayas iré contigo padre, no me dejes. —exclamó corriendo al helicóptero frente a Amalia y Emilio que pudieron cogerla.
—¡Alma!  No lo hagas Alma.
Alma subió al helicóptero y Rudolf reía mirando a Amalia. Los hombre de Emilio habían capturado a todos los hombres de Rudolf quien se alejó nuevamente, Maximus fue aprendido y llevado a las mazmorras, Amalia miró cuando el estruendo de la explosión del helicóptero en el que iba Rudolf y Alma.
—¡Noooo!  ¡Alma! No .—Amalia experimentaba nuevamente la pérdida de Alma.
Cayó de rodillas al suelo sintiendo la impotencia de saber que estaba viva y no  la pudo rescatar.
—Hija ellos crearon un vínculo de afecto,  ella corrió a él, no es tu culpa, el la dejó y ella lo siguió.
—Padre, como le digo a mi abuela que Alma no murió en ese incendio.
Emilio llevó a Amalia al auto y volvieron a la fortaleza.
Amalia sentía doler su corazón al haber visto a Alma elegir a Rudolf. Todo el trayecto fue en completo silencio, miró el paisaje pasar frente a ella mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas.
Llegaron a la mansión donde estaban a la expectativa de su regreso.
Jean corrió a su encuentro al verla con un semblante triste.
—¿Qué sucedió cariño? ¿Pasó algo?
Amalia se abrazó a Jean y lloró.
—No pude salvarla nuevamente Jean, no pude salvarla.
—¿A quien mi vida? No comprendo.
—Alma, Jean Alma estaba viva, y ella viviendo con ese desgraciado se acostumbró con el, le llamó padre. Y eso no es lo peor, lo peor es que huyó y ella se fue con él.
—Ya la recuperaremos, tranquila mi vida.
—Eso no será posible Jean, ella lo escogió a él, se subió a ese helicóptero se produjo alguna falla y el hipotético explotó, !vez!  murió frente a mis narices y no se cómo mirar a mi abuela y decirle esa noticia.
—No lo puedo creer, algo pasó ahí. Como es que ella lo eligió. —respondió jean incrédulo
—Ya no hay nada que saber, murieron Jean, mi Alma murió por segunda vez, y no lo pude evitar.—expresó Amalia con mucho dolor en su corazón.
La fiesta había finalizado y ya todos estaban en sus residencias.
Amalia estaba con sus pequeños, los miró dormir su dolor era menos, jean estaba junto a ella abrazado a su cintura.
—Eres hermosa mi mujer. —le susurró al oído con voz melosa.
Amalia se giró queda de frente a él rodeó sus brazos al cuello de él y respondió con un beso.
—Cuando Nohelia y yo aceptamos ese trabajo y nos subimos a ese avión con las maletas vacías de pertenecías, pero llenas de sueños, esperanzas e ilusiones. Nunca nos imaginamos vivir todo lo que estoy viviendo, encontré a mi padre, y el reto más grande fue descubrir cuál era el padre de sus hijos, algo que no pude hacer.
—Te compliqué las cosas al no decirte quien era desde un principio, nos hubiéramos ahorrado tanto.
—Todo sucedió como estaba escrito en las estrellas dice la abuela, si me hubieras dicho la verdad antes, Rudolf jamás me hubiera acercado a mi padre. ¿Sabias que tuve una hermana mayor?
—¿En verdad? ¿Y donde está ella?
—No lo dijo Rudolf ese será el castigo de mi padre según el.
—Habrá que preguntar a Selene, ella es su hermana.
Amalia miró a Jean sorprendida con tantas cosas no se le había ocurrido.
—¡Claro! Selene tiene que saber de mí hermana.
Amalia salió de prisa a la oficina donde estaba Emilio.

¿Quién es el padre de mi hijo حيث تعيش القصص. اكتشف الآن