Capítulo 13: El hechizo de Vanessa

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Estaba decidido a proteger a su amiga del peligro que suponía seguir compartiendo habitación en la Universidad.
Sentía que estaban seriamente amenazados y que en cualquier momento podrían quedar expuestos a los malvados planes de Mc Bride y Smithson. Aquellas ratas no eran gente de fiar. Estaba más que seguro de que tramaban algo y que su ataque iba a ser inminente.

No sentía miedo por él, puesto que Georges le había entrenado bien y confiaba en su fuerza: temía por su compañera. Ella tenía mucho más que perder si aquellos miserables tenían éxito pues de exponer su secreto a la junta disciplinaria la expulsarían sin remedio. También temía que de averiguar que ella era una chica, intentaran abusar de ella. Y aquello no lo podía permitir.

Por eso, cuando le expuso sus temores ella accedió a irse a la casa donde entrenaban. Inmediatamente pues era bien cierto que se encontraba en peligro. Le pidió que confiara en él y que aquel asunto se arreglaría pronto.

No se equivocaba porque una noche Arthur y Gordo Joe acabaron por colarse en su cuarto con la llave maestra que habían obtenido gracias al conserje, esperando sorprenderles.

Como los animales de presa que eran planeaban abalanzarse sobre unos desprevenidos Víctor y William y darles una lección. Sin embargo, los matones no encontraron lo que buscaban. Agazapados entre las sombras aguardaban sus presuntas víctimas y acabaron por encontrarse con los puños y las certeras patadas de Georges quien diestro como era en artes marciales acabó por propinarles una buena paliza.

William tampoco se quedó atrás y descargó sobre aquel par de desgraciados su enfado y también sus puños, que acertaban a dar fuertes golpes en mandíbulas y estómago. No podía evitarlo ya que llevaba aguantando meses de maltrato y hostigamiento por parte aquellos dos individuos.

Aunque los dos matones cayeron al suelo magullados y derrotados, suplicando que parasen, el joven Ardlay creyó que aquello aún no era suficiente. Quería que sufrieran en carnes propias lo que se sentía siendo doblegados por alguien más fuerte. Nunca en su vida se había sentido así de furioso.

Su ánimo se encontraba francamente alterado.

Respiraba agitadamente por el esfuerzo y esperaba que aquellas sabandijas dijesen algo, que le volviesen a insultar porque así le darían un motivo para seguir partiéndoles la cara a golpes.

Fue sólo cuando William sintió la mano de su protector en el hombro que se calmó y pensó que quizá ya habían tenido bastante. Georges le confirmo con una mirada que ya era suficiente.

También habían logrado una confesión de los motivos que los había llevado a actuar de aquel modo tan temerario.

Y con ello William se conformaba...aunque hubiera deseado continuar dándoles un poco más de su propia medicina. Pero sabía que aquello no era correcto y que al final sería igualarse a ellos si no lograba contenerse. Y ya no merecía la pena más ira, ni más violencia.

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⏰ Last updated: May 10 ⏰

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