32 - Sin tabús entre nosotros

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El celo de Andy llega y con él sus ganas de sentirse amado y deseado.

Simón no puede encargarse bien del celo de su pareja, lo sabe perfectamente y no es egoísta, él conoce bien sus limitaciones, lo que puede y lo que no puede hacer, así que habla con su novio antes de que su celo llegue. Enzo y su manada están encantados de cuidarlo, como sabía que estarían, y no se siente menos por ello, prefiere que lo cuiden y lo hagan disfrutar antes de que pase un celo miserable por querer serle fiel. Sabe que Andy lo haría si él se lo pidiese, pero nunca le pediría algo así.

—Simón... —lo oye gemir, llamándolo, y al momento se mete en la cama con él, encantado de sentir su piel desnuda junto a la suya.

Todavía está al principio de su celo y quiere mayoritariamente mimos, y eso sí que se lo puede dar. Se queda con él esas primeras horas, lo besa suavemente y le dice cuánto lo ama, lo especial que es y lo rico que huele, porque es la verdad. Andy se desliza más hacia la parte sexual de su celo después de algunas horas y eso también puede dárselo, pero no durante mucho tiempo, simplemente él ya no es así.

Forma parte de las cosas que Blas Polidori le quitó y una parte de él se siente mal por eso, pero asumió que hay cosas dentro suyo que no pueden repararse y aprende a vivir con ello. Besa a Andy más apasionadamente y se deja llevar por sus gemidos y por su aroma a omega en celo caliente, bajando a besos por su cuello.

—Mi amor... —lo oye gemir, y realmente le encanta sentirlo. Andy es la mejor pareja que podría haber pedido— Así, Simón...

Lo prepara para él aunque no lo necesite, no estando en celo, pero no le importa. Lo ama y es así como quiere que se sienta las pocas veces que están juntos de forma sexual, así que sus dedos se deslizan en su interior lentamente y se deleita con los gemidos que le saca.

—Andy, precioso... —susurra, acercándose para besarlo de nuevo. Su novio ya huele todo a omega perdido en su celo y le encanta, y quiere hacerle el amor un par de veces antes de que la manada le tome el relevo. Los ama, pero también ama a Andy y de verdad desea estar así con él, su aroma lo afecta y lo excita.

—Más, mi amor... —le pide su omega entre gemidos, y él deja de tocarlo tan íntimamente para acariciarle las piernas, que Andy abre para él, invitándolo.

—Te amo, precioso... —dice contra sus labios, deslizándose en su interior y sintiendo lo húmedo que está para él y cuanto desea que lo cuide así. Gime, empezando a moverse y haciéndolo terminar, pero sabe que no será el único orgasmo que le arranque.

No quiere estar así con nadie más que no sea él, pero no le importa si Andy sí que lo desea, él dejará que toda la manada lo cuide y lo ame, tanto como lo ama él. Es feliz sabiendo que su pareja está bien atendida en un momento tan delicado como ese, y cuando lo mira ve el deseo en sus ojos oscuros y siente que se enamora más de él.

—Mi amor... —lo oye gemir inconexamente después de varios orgasmos— Mi amor, lléname...

No puede resistirse a él ni a cómo le habla, y está cerca de todos modos. Es imposible no estarlo cuando se mueve y gime así, tan caliente y necesitado, así que lo empuja en par de veces más y termina. Andy le clava las uñas en la espalda, pero no le importa, es una prueba más de cómo está complaciendo a su pareja.

—Te amo, precioso —le susurra entre besos, y le encanta como su novio omega ronronea para él, feliz por sus atenciones.

Lo cuida casi todo el primer día, en realidad, sintiendo más deseo del que creía por su aroma dulce y por como de abierto es para él, pero hacia el final se da cuenta de que no puede más. Lo besa delicadamente y lo acaricia después de su último orgasmo juntos, encantado con como huele para él.

Paint the town red [Matienzo/Poliamor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora