39 - El último golpe

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Enzo respira algo más tranquilo ahora que la manada de Rafael Federman reside temporalmente con él y con su manada, junto con la de Sofi Lara.

Aún no está en calma ni lo estará hasta que acaben con todos sus enemigos declarados, pero al menos los Kukuriczka ya no son uno de ellos. Su propio omega acabó con el padre de Esteban y los que le eran leales y le consta que la madre del alfa ha puesto orden en su hogar, desligándose de forma definitiva de los que conspiraban en contra de la manada de su hijo.

No es la primera vez que les va muy bien que Rafael Federman posea una funeraria, aunque el otro omega está mucho más pendiente de su propio omega embarazado y de la seguridad de su manada de que de otra cosa, y no lo culpa por ello.

Se casa con Agustín dos semanas más tarde de haber rescatado a sus aliados, en realidad. Es algo rápido y sencillo, apenas sus dos firmas requeridas en un juzgado junto con dos testigos, Matías y Valentino. Habría querido hacerlo distinto, más bonito, pero su omega le había confesado la noche anterior que tenía miedo de que algo les pasase a uno de los dos y no pudiesen unirse así.

Agustín olía todo angustiado, así que las palabras habían salido de su boca sin una sola duda.

—Cásate conmigo, mi omega. Mañana, Agus, vamos a casarnos mañana.

Y así es como sucede.

Lo lleva al altar en una unión civil y muy sencilla, hay flores blancas en las manos de Agustín y en su cabello, un regalo de Pipe para simbolizar su unión de por vida. Le coloca el anillo en el anular delante de sus otras parejas como testigos y se inclina para besarlo después de pronunciar brevemente sus votos, algo sencillo como es la ceremonia. Tiene otros votos preparados, los de verdad, donde puso su alma con todo lo que quiere decirle, pero esos se los reserva para cuando se casen todos, con la manada entera presente.

—Sí, acepto —dice Agustín, y se convierte oficialmente en su esposo.

Lo toma como su esposo legal ante la sorpresa del funcionario que los casa, dos omegas juntos todavía es algo que llama la atención, pero si alguien se merece llamarse su marido, ese es Agustín. Lleva su marca en el cuello desde hace ocho años, gestó a sus cachorros y lo mínimo que se merece es su anillo en el dedo, pero su omega lo sorprende una vez más.

—Agustín Vogrincic - Pardella —dice con firmeza cuando lo inscriben como su cónyuge legal en el registro civil, y abre mucho los ojos ante eso.

No había esperado que quisiera tomar su apellido también, pero cuando lo piensa no se sorprende tanto. Agustín odiaba profundamente a su propia familia, todo el dolor que le ocasionaron y ni siquiera quiso ponerles su apellido a sus cachorros aunque son suyos y siempre lo serán, así que lo llena de orgullo que quiera llamarse suyo de esa forma también.

—Te amo... —le susurra cuando salen de la sala y lo besa, el certificado de matrimonio en sus manos firmado por ellos dos y por Matías y Valentino como testigos— Te amo, precioso, me haces tan feliz...

Agustín ronronea para él, dándole un suave beso antes de tirar de él para regresar a la mansión. No tienen a sus cachorros con ellos por su propia seguridad y sabe que a su omega no le gusta separarse de Leila, Mateo y ahora Leo también, así que sonríe y lo sigue, recibiendo besos de su alfa y de su otro omega.

—Dentro de poco, preciosos... —murmura Matías cuando los tiene cerca a los dos— Cuando demos nuestro último golpe, entonces nos casaremos los cuatro.

Valentino ronronea bajito a su lado, todo sonrojado. Casi parece mentira que se haya pasado nueve meses llevando el cachorro de su alfa en su interior y enredándose con su omega y con todos ellos, él siempre es el omega más tímido de todos y los tiene locos. Ve como Agustín lo besa en los labios justo antes de entrar en el coche y él hace lo mismo, juguetón.

Paint the town red [Matienzo/Poliamor]Where stories live. Discover now