¿Un tequila?

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Autora: Dmaya

Perfil: Dmayaliteral

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Amanda tuvo un día muy difícil en el restaurante, mas de lo habitual y decidió tomarse una copa de tequila en el bar mas cercano. Pensó en llamar a Sofía su mejor amiga pero alguna voz melancólica en su cabeza disto por desviarla de la idea. "A veces es bueno estar sola"

Arribo en su motocicleta. Cuando descendió de ella la falda corta que llevaba dejo al descubierto sus piernas gruesas – no precisamente por el gimnasio si no por su ardua labor de mesera – Atrás suyo Marco un joven que iba de paso por allí, observó esa delicada piel que se asomo bajo su falda y mordió sus labios deseoso. Sus bajos instintos se alinearon con sus pensamientos y este los aparto pronto cuando noto la mirada de Amanda chispeante.

– Espero que se este divirtiendo – su ironía hizo sinfonía con sus feromonas que estaban haciendo de las suyas, eso no alejo la mirada de Marco, por el contrario se interesó aún más.

– Una mujer como usted no debería estar aquí tan sola, puede ser peligroso – se acercó a ella –

– Y un hombre como usted debería tener cuidado por cómo me mira, no vaya ser que la peligrosa sea yo– dio un paso hacia adelante.

Amanda mantuvo la mirada firme y penetrante, no era su mejor día y por tanto no aguantaría machismos de ninguna índole, se sintió agraviada eso es cierto pero había algo más, algo que también encantaba en el sujeto y que ella estaba tentando, sin saber. Por el contrario Marco se percibió agitado, su respiración cambio, ya no la mantuvo apacible. Sintió fascinación al ver el rostro iluminado de Amanda por la centelleante luz del farol que empezó a alumbrar en reemplazo de la luz diurna, esa mirada sensual y esos labios delicados, pero con el grosor perfecto para morderlos. Los pensamientos de Marco le jugaron una mala pasada. Amanda pudo notarlo.

– ¿Un tequila? – su voz que ahora parecía dulce corto con el silencio de sus respiraciones acabando con el momento que estaba a nada de volverse incómodo.

Marco sonrió y ambos caminaron hasta la puerta del bar. Las paredes caoba, los toca discos de época y demás daban un ambiente antiguo y muy grato. Luego que se sentaron el mesero trajo dos copas de tequila, así como sugirió Amanda.

– Gracias – Dijo muy jovial la chica hacia el mesero y ocasionó en Marco un atisbo de celos

– ¿Siempre eres así?

– ¿Cómo?

– pareces muy cercana con el mesero

– La amabilidad no es un delito y no por eso significa que soy intima del chico ni mucho menos que tuviese una oportunidad conmigo... digo si es que a eso te refieres

Marco no aguanto las ganas de acercarse más y de poner su mano en la pierna de Amanda, ella no lo rechazo, por el contrario su aura emanaba deseo. Ella reparo con premisa las cejas pobladas de él y le fascinaba notar lo mojado de sus labios. Sin decir más, brindaron y tomaron de su copa a fondo blanco. La charla se tornó amena, entre risas y miradas deseosas hubo más copas de las prometidas. Hasta que el golpeteo en la cabeza de ambos hizo efecto, para Amanda tomarse un tequila en su semana laboral era desquiciarse, su costumbre era solo del trabajo a casa y casa al trabajo para estar con su bella Gata "mimi" y Aunque Marco se podía tomar unas cuantas copas a la semana o más bien unas cervezas, también era descabellado estar con una hermosa mujer que ponía su libido en contraposición con sus instintos.

– ¿Así eres con todas las mujeres? ¿Caes rendido por unas piernas y te dejas llevar a un bar sin saber quién es?

– Me generas mucha confianza. No sé qué sea. Siento como si te conociera y no. No. no me mires así no pienses que esto se lo digo a todas.

– Yo sé que te trajo hasta aquí

– ¿Qué?

– La soledad – Amanda paso su mano abierta por su pierna, acariciándola desde la rodilla hasta el límite con su falda y comenzaría un discurso quizá usado anteriormente para alivianar la carga pesada del día aprovechando la compañía del sujeto que apenas conocía.

– La soledad en su completa expresión le digo, no tienes que sentirte mal. A mí me pasa pero estoy bien con ello y no es por nada pero luces como el típico sujeto que tiene un apartamento pequeño donde la cocina, el baño y la sala se reúnen en un solo espacio. He de suponer que llegas muy tarde a casa todos los días, lo que me lleva a confirmar que tu mini nevera tiene un tomate de hace quince días que no has sacado y bueno por suerte no comes allí. Con esta conjetura llegamos al punto donde no le ves problema en aceptar la copa de una desconocida porque nadie te espera ¿o me equivoco?

Marco lanzo una carcajada llena de nerviosismo, la mujer había descrito todo con excepción del tomate podrido en su refrigerador. Se le heló la sangre de imaginar que había sido víctima de alguna detectivesca situación pero los ojos marrones de ella hipnotizaron de nuevo todo. Entre risas solo pudo darle la razón y buscar la oportunidad que lo llevo hasta allí.

–Tengo que confesar que me he sentido vigilado pero me hace gracia el cómo dices las cosas. Mi idea de ti es totalmente diferente.

–No sé qué idea tengas de mí y no quiero saberlo... Es mejor que te quedes con esta primera impresión aunque no sea la correcta. Soy fanática a las primeras impresiones

Las palabras de Amanda eran muy ciertas más que nada por su costumbre de no ahondar en el pasado de nadie y de olvidar a quien no merezca más de un día de atención

–Entonces miremos que pasa esta noche – Marco lanzo aquella mirada seductora –

Las copas hicieron de las suyas y el calor de sus cuerpos en el recinto ya con más gente hizo que se adentrara en ellos una idea loca, una idea que no podían dejar pasar porque nadie les aseguraría que volverían a encontrarse. Amanda fue a la barra por una última ronda de Tequila. Dos copas de despedida pensó y él la observo. Su cintura moviéndose al compás de la música de fondo, hizo que el cuerpo de Marco reaccionara con unas ganas descontroladas se apoderaron de él, miro su entrepierna y tuvo que cubrirse antes que volviera Amanda al asiento.

–Brindemos antes de irnos – Gritó y se tambaleo en su mismo eje estremeciendo a Marco quien luchaba consigo mismo para mantener la compostura

–No creo poder resistirlo más – le hizo un gesto para que Amanda bajara la mirada hasta su pantalón y ella entre sorpresa y deseo no dudo en negarse a sus instintos. Se acercó suavemente

–Sígueme – le susurró y paso su lengua por su oído. Luego camino dando saltos alegres hacia el fondo del bar. Marco la siguió con cuidado de que nadie se fijara en su pantalón.

En un parpadeo se instalaron en el baño del bar, con la puerta cerrada y como fieras se despojaron de sus prendas. Marco la tomo por el cuello y la beso como si no hubiera un mañana y solo se entrelazaron sus almas y sus cuerpos en uno solo. Amanda lo abrazo fuerte en cada suspiro profundo. Apretó cada tanto su espalda mientras él exploró cada parte de su templo. Marco se comportó como el mejor pianista, delineo ágil sus dedos y arremetió profundo en ella. Amanda hizo un arco con su torso y sus latidos iban cada vez más rápido.

–No quiero que termine tan pronto – Anhelo Marco–

–Te dije que podía ser peligrosa– Entre jadeos concluyó

Marco sintió un chispeo interno y sus ojos parpadearon muchas veces para volver en sí. Cuando sus parpados se abrieron por completo se percató de las mesas vacías en el lugar. Se reincorporo en el asiento y pensó en como carajos había llegado hasta allí. El cuello entumecido y el dolor en la espalda debido a su mala postura ocasionaron un mal gesto en el rostro. Busco pronto a Amanda pero no consiguió verla.

– ¡Caballero! – Gritó el mesero desde la barra – La chica que estaba con usted le ha dejado una nota. Me dijo que se la diera al despertar.

Marco camino pronto y tomo la nota en sus manos.

El tequila puede ser traicionero. Espero tu sueño se haga realidad y si tenemos suerte nos volveremos a encontrar...

Su rostro impotente fue inevitable.

Con todos lo sentidos. RelatosWhere stories live. Discover now