El placer de Hannah Helem

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Autor: José Luis Galves

Perfil: JGalves064400

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No podía conciliar el sueño, la ansiedad comenzaba a recorrerle cada centímetro de su cuerpo.

Observo nuevamente aquello que tanto placer le había dado momentos atrás, ahora yacía ahí, arrugado, flácido, inútil.

Suspiró largamente, ella era la culpable, en el lapso final, su lengua en un ansia descontrolada había absorbido y degustado hasta la última partícula de su esencia.

Era inútil, quería más, y el ya le había dado todo lo que tenia.

Últimamente ya no se conformaba ni con uno, ni dos, ni tres, siempre quedaba con ganas de seguir.

Se dirigió al baño pensando que una ducha de agua fría podría calmar o al menos atenuar el ansia de "quiero más" que clamaban sus entrañas.

El agua helada no logró el efecto deseado, La idea se apoderó de su conciencia primaria.

« Lo que no hay en casa debes buscarlo afuera»

Desechó casi de inmediato ese sentimiento de culpa, quizás por la acuciante necesidad, o por el pragmatismo que te conceden los años vividos.

«Total si no se entera no pasa nada, y si no me acuerdo no pasó»

Se vistió en silencio, luego se miró al espejo, las altas botas de tacón aguja, la gabardina larga y los delicados pendientes en forma de esvásticas, le conferían el inconfundible look de Salem Duatre, le gustaba imitar a la heroína de la serie 5 Sesiones, todavía recordaba el último capítulo donde Salem había tenido justamente 5 sesiones en un baldío. Eso era admirable, no cualquiera tenía esa resistencia y determinación.

Encaminó sus pasos hacia el OXXO que distaba una diez cuadras de su casa, era el único lugar concurrido a esa hora. Quizás allí al menos podría conseguir algo.

—Hola Salem —la voz a sus espaldas la sobresaltó.

Sonrió aliviada, su interlocutor era el "loquito" Unay, un mendigo que merodeaba por la zona.

—¿No viste mí águila Salem? — preguntó con un dejo de ansiedad y tristeza.

Salem se sonrió, le encantaba ser la dolpenganger de su heroína.

—Ahí está. — le dijo al mendigo, mientras le señalaba el envoltorio de un chocolate Águila que algún transeúnte dejara caer.

Unay corrió hacia el envoltorio y lo abrazo contra su pecho mientras exclamaba — No sabes cuánto te extrañé mí amada Aurora.

Hanna dejo al pobre loquito, quien besaba y acariciaba el el mencionado envoltorio e ingresó al OXXO, este se hallaba bastante concurrido. Se encaminó sin dudarlo hacia el mostrador.

El dependiente estaba de espaldas acomodando unos productos. Se giro con parsimonia al notar le presencia de ella.

Hanna Helem quedó impactada al ver al dependiente. Alto, de anchas espaldas, la vista de la camisa entreabierta dónde una cadena de oro se entremezclaba con los vellos del pecho, la dejaron sin respiración.

Tenía un parecido al protagonista de la telenovela De Amor y de Guerra, solo que el dependiente, su primo, Sebasthián Brandon era más guapo.

—Prima que alegría verte. — saludó Sebasthian.

—¿Por que no me dijiste que habías vuelto al pueblo? — le reclamo dulcemente. —Años sin saber de ti, al menos me hubieras mandado una carta desde el fin del mundo.

—Aunque a veces lo parece, CDMX tampoco es el fin del mundo Hanna Helem —Contestó Sebasthian con su grave voz de barítono. —Además que no quería causarte problemas con tu marido el Onur, todavía recuerdo la bronca que me echó por el asunto ese de la olla de la abuela. —agregó.

—Deberias hablar con el y arreglar las cosas como adultos, después de todo el Onur Roberto es...tu hermano.

Hanna rompió el incomodo silencio que se produjo entre ambos.

—¿Por qué volviste? ¿Extrañabas a alguien, o alguna chilanga te rompió el corazón y vuelves como perro arrepentido a ocultarte bajo las sábanas?

—¿Estas celosa prima? — Sebasthian dejo escapar una carcajada.

— Nah, ni ahí, solo opino que alguna vez deberías darle a una mujer una oportunidad para amarte.

Hanna solo lo dijo por decir algo. En realidad si le causaba celos solo pensar en el dándole placer a esas desfachatadas roba primos del CDMX, ¿Que necesidad morbosa tenían de meterse con primos ajenos? ¿Acaso no tenían en la gran ciudad sus propios primos?

¿Acaso Sebasthian Brandon pensaba que una mujer norteña podría olvidar a su primer primo, más siendo aquel quien la iniciara en el desenfrenado placer de los sentidos? Cómo olvidar aquella tarde siendo ella una tierna adolescente, quizás la culpa fue de Judas Priest por inundar el aire con sus sensuales y emotivas canciones. Quizás impulsada por la curiosidad de ver lo que Sebasthian llamaba "el despertar del mago" no dudo en internarse con el entre los altos pastizales del patio trasero. Lo recordaba como si fuera ayer el placer entre la hierba hizo mágica esa siesta.

—Prima si no estás apurada, pasa para el fondo que tengo algo para darte. — la sensual voz de barítono de su primo la saco de sus ensoñaciones.

Hanna no lo dudo, el enjambre de mariposas en su estómago la obligaron a seguirlo como una polilla a la luz de una vela.

Ahora se encontraba fuera del OXXO caminando hacia su casa, sin poder ocultar esa sonrisa de oreja a oreja.

Lástima que llegaron clientes y los interrumpieron, a ella le hubiera encantado quedarse mucho más tiempo, y disfrutar con Sebasthian como aquella primera vez el inigualable placer de un paquete extra grande de Chocoretas

Con todos lo sentidos. RelatosWhere stories live. Discover now