32|| Vestido para la graduación

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Alissa corrió emocionada hacia la boutique; yo la seguí, pero sin correr. La había acompañado para que eligiera su vestido de graduación. Después de tantas idas y vueltas, Carlos finalmente la había invitado al baile.

Terminar el año escolar anterior y saber que ya estaba en el último me emocionaba, pues podría disfrutar del baile de graduación. Había soñado con ese momento desde que mi hermano salió del colegio. Lo vi con su traje, pero lo que más me ilusionó fue el hermoso vestido lila de su acompañante. Desde entonces, había estado soñando con ese día. Sin embargo, al comenzar este año y con todo lo que estaba pasando, no estaba segura si podría ir o si mis padres me darían permiso.

Entré en la tienda, saludé a las empleadas y empecé a observar los vestidos junto con Alissa. Ella sacaba los vestidos que le gustaban y, cuando tuvo cinco en el brazo, se metió al vestidor. Me senté en el sillón que había allí.

Alissa salió con un vestido blanco, de tirantes y suelto, y se miró al espejo.

—No —dije totalmente segura.

Ella asintió.

—Mis hombros se ven muy anchos —asentí—. Además, pensé que me ajustaría en la cadera, pero es demasiado suelto, aunque la tela es hermosa.

—Sí, pero no te favorece.

—Es cierto, voy a probarme el otro.

Salió con tres vestidos más, pero ninguno era el correcto. Uno opacaba demasiado su color de piel.

—Me veo demasiado pálida, es como si estuviera enferma.

El otro tenía una abertura demasiado larga para el gusto de Alissa.

—Ese está bonito.

—Mmm no, mira esta abertura —dijo, mostrando su pierna—, me van a ver las bragas.

Resoplé y me recosté en el sillón mientras ella volvía al vestidor.

Salió con un vestido plateado que ceñía muy bien su cintura, pero Alissa soltó un quejido.

—¡No tengo nada! —dijo, tocando sus pechos—, ni para rellenar.

Se metió nuevamente al vestidor. Me levanté del sillón y fui a buscar otro vestido para ella. Mientras buscaba el ideal, vi uno que me enamoró por completo. Era verde, de tirantes, con escote en "V" y dejaba la espalda al descubierto. Agarré el vestido y toqué levemente su tela, que era muy suave.

Alissa gritó mi nombre, sacándome de mi burbuja, y fui hacia ella con el vestido en la mano.

Cuando la miré, sonreí feliz. Alissa se veía completamente hermosa con el vestido que llevaba puesto y además, ella estaba feliz, con una sonrisa en sus labios. Era un vestido azul, con un escote tipo joya, ceñido a su cintura y un poco suelto de la cadera hacia abajo. Cuando dio la vuelta, también tenía un escote en la espalda, mostrando los lunares que tenía dispersos por allí.

—¡Es perfecto! ¿Tú qué piensas?

—Te queda hermoso y combina muy bien con el color de tus ojos.

Nos sonreímos.

—Está decidido, me llevaré este —miró el vestido que tenía en las manos—. ¿Vas a probártelo?

—No creo que sea buena idea, creo que no voy a ir.

La cara de Alissa se transformó en una mueca de desilusión.

—¿Por qué no? Si esto lo has soñado… siempre, debes ir.

—No lo sé, Alissa. Todo lo que está pasando me está volviendo una persona temerosa.

—¿Temerosa? ¿De quién?

—De mis padres. Ellos cambian de opinión muy rápido cuando se trata de mí. Posiblemente me digan que sí ahora, pero luego no me dejen ir, y no quiero hacerme ilusiones.

Alissa resopló fastidiada y me empujó hacia el vestidor.

—Te vas a probar ese vestido y, si no te queda bien, vamos a buscar otro. Pero tú te vas a llevar un vestido y caso cerrado.

Rodé los ojos mientras me metía en el vestidor. Me quité la ropa y me probé el vestido. Salí de este y me miré en el espejo de enfrente. Alissa sonreía y daba pequeños aplausos.

—¡Es hermoso! ¡Qué suerte tienes, todo te queda bien!

Sonreí mirando mi reflejo. Esto era lo que tenía que disfrutar una adolescente, esto era lo que debía preocuparme.

Me miré una y otra vez, imaginando el peinado y el maquillaje que usaría en ese momento.

Alissa se acercó a mí y puso su mentón en mi hombro.

—¿Te lo vas a llevar?

Asentí con la cabeza, ya me había ilusionado. Ella chilló de emoción.

Salimos del local con nuestros vestidos en las bolsas y ya empezábamos a hablar de los tacones que deberíamos combinar.

Alissa no dijo nada en algunos segundos y luego habló, interrumpiéndome.

—El color de ojos de Aidan es… verde, ¿no?

Asentí con la cabeza sin entender a qué se refería y luego sonreí cuando la entendí.

—Le diré que estaba pensando en él cuando elegí el vestido —dije bromeando.

—La nariz te va a crecer como la de Pinocho.

En realidad, no me iba a crecer del todo porque estaba segura de que, en alguna parte de mi mente, pensé en el color de sus ojos cuando vi por primera vez el vestido.

𝑪𝒊𝒈𝒂𝒓𝒓𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓 [✓] 𝐀.𝐆Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt