24

844 86 36
                                    

La última semana para Colin fue como caminar por el mismísimo infierno.

Se había dicho así mismo que podía soportar la idea de Penelope fuera de su vida, que podía verla irse y seguir adelante.

Incluso cuando le pidió disculpas, cuando le dijo que dejaría de escribir, el maldito orgullo le Colin le impidió hacer algo. No, tenía que ir decir las palabras más crueles. Tenía que lastimarla como ella lo hizo con él. Y es que estaba seguro de haberla herido, había ido demasiado lejos y aun así, ella no le regresó aquel odio con la misma fuerza.

Entonces se había auto torturado leyendo las hojas de Wistledown, tratando de encontrar más burlas.

Pero no dejaba de pensar en ella, no dejaba de pensar lo último que le había dicho:

«No voy a tratar de encadenarte a mi lado. Ahora sabes la verdad, así que eres libre Colin Bridgerton. Oficialmente cancelo este compromiso. De verdad... De verdad espero que encuentres la felicidad pronto»

¿Cómo podía pensar que iba a encontrar la felicidad después de ella? ¿Acaso estaba consciente de que la única capaz de hacerlo feliz era la misma Penelope?

Pero ella había sido más valiente que él, había dejado su orgullo y había cancelado su compromiso para no hacerlo sentir más desdichado. Lo había liberado.

¿Entonces por qué se sentía como un completo patán? ¿Por qué se sentía más desdichado que antes?

Él no quería que ella lo liberara, quería que luchara por su amor. Sin embargo, Colin había hundido cualquier esperanza de Penelope, él y su tonto orgullo. Ahora debía lidiar con las consecuencias. Se obligó así mismo a dejar de tomar alcohol y regresar a sus actividades normales. Nada funcionó. Seguía mirando por la ventana, esperando encontrar a Penelope en la casa del frente.

Pero lo que realmente lo destruyó fue cuando durante la cena de aquel día, sus hermanos mencionaron algo.

—Lo ha dejado. Ya no volverá a escribir.

Colin ingresó al comedor y vio a Hyancith con Benedict. Eloise estaba sosteniendo la hoja, pero intentó ocultarla.

Él ya sabía que Eloise se había peleado con Penelope gracias Wistledown. Se lo había confesado hace unos días, en su intento por ayudar a que Colin perdonara a Penelope.

Así que, si alguien sabía del tema era ella.

Quizá debería estar más enojado con su hermana, pero Eloise también tuvo sus razones para ocultarlo. Ahora que eran amigas de nuevo, le ponía nervioso volverla a ver en la casa.

—¿Quién ha dejado de escribir? —preguntó, aunque en el fondo ya se imaginaba de quién hablaban.

—Nadie —dijo Eloise.

—Lady Wistledown —soltó Hyancith sin poder contenerse.

Benedict se rió.

—Nunca se pueden guardar secretos en esta casa, ¿o sí?

Colin estiró la mano hacia Eloise, pidiéndole el número de Wistledown. Esta se lo dio a regañadientes.

Entonces Colin lo leyó. Estaba en shock, una parte de él quería creer que se lo estaba imaginando, pero la prueba estaba ahí. Penelope había cumplido su palabra, aunque lo más triste de todo eran las palabras que había dirigido a Colin:

«Ahora sé que el amor radica más en la valentía que surge en nosotros lo que nos hace convertirnos en mejores personas. Si el amor hace eso en ti, nunca debes dejarlo ir.

Por más de un Bridgerton | CompletaWhere stories live. Discover now