siete-parte 2

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Hyerin llamó a su hermano para que viniera a buscarla al Colegio, le dijo por donde tenía que entrar para que no le vieran, ya que no era un estudiante del mismo.

Hyenim respiraba con dificultad, la debían llevar al médico aunque ella no quisiera. No podía seguir así, debían vendarle algunas partes del cuerpo que tenía lastimada, y curárselas.

Cuando escuchó pasos detrás, giró la cabeza. Hyerin vio a su hermano buscándola con la mirada, ella silbó, y al verla, corrió donde ella.

Su hermano, fue bajando su paso cuando vio a la chica que Hyerin sostenía entre sus brazos contra la pared.

-Hyerin, ¿Qué pasó? -Se quitó la capucha de la campera, y le miró. Sus ojos estaban cristalinos.

-Luego te explico. -Susurró. -Ayúdame.

Leo tomó a Anna entre sus brazos, y la levantó.

Se removió incómoda, y se quejó.

Le dolía la cara, la espalda, la cintura, las piernas, y las manos de tanto defenderse contra Krystal.

Abrió un ojo, el cual no tenía lastimado, y vio a un chico rubio sosteniéndola, sus ojos marrones chocolate penetraron en los suyos negros.

En ese momento, Hyenim sintió que el dolor desaparecía lentamente.

Leo le sonrió, y ella solo volvió a cerrar el ojo.

Salieron del edificio, y a la salida, Krystal vio a Chanyeol mirando para todos los lados en busca de algo o alguien... Cuando vio a Hyenim salir en manos de un chico, corrió hacia la rubia. Trató de esquivarlo pero, le tomó del antebrazo deteniendo su paso.

Despeinó su cabello, y abrió la boca para hablar pero, las palabras no salieron.

No podía decir nada, había sido parte del plan que Krystal tenía... No sabía nada de este, pero igual, provocó que la lastimara de tal manera que le duraría por semanas.

- ¿Cómo está? -Logró susurrar.

Hyerin se limpió una lágrima que cayó por su ojo derecho, y le pegó una bofetada en la cara a Chanyeol. Le señaló con su dedo índice.

- ¡No tienes ni un puto derecho en preguntar cómo está! -Le recriminó. - ¡La viste cuando fuiste a sacar a tu novia de ahí! Apenas puede respirar... -Las lágrimas cayeron por sus mejillas. -Ambos son unas bestias... Con razón están juntos.

Y sin decir más, se dio media vuelta, empezó a correr hacia llegar hasta el auto y subir en el lado del copiloto.

{...}

Hyenim pidió en murmullos que no le llevaran al hospital porque, luego su padre tendría que ir a buscarla, y no querría explicarle que le pasó.

Condujeron hasta el departamento de Leo.

Él cargaba a Hyenim en sus brazos, y Hyerin abría todas las puertas para entrar lo más rápido posible.

Cuando entraron al apartamento, Leo fue hacia su habitación, y la recostó en la cama, Hyerin corrió hacia el baño para buscar la caja de primeros auxilios, desordenó todo el estante hasta encontrar el botiquín.

Desinfectaron, curaron, y cubrieron todas las heridas que tenía.

Se dieron cuenta que se había quedado dormida, y salieron de la pieza dejándola descansar. Hyerin se recostó en el pecho de su hermano a llorar. No entendía por qué la gente hacía este tipo de cosas, y por qué personas buenas como Hyenim debían sufrirlas. Leo la consoló hasta que su llanto empezó a disminuir.

-Cuéntame, ¿Cómo pasó? A ti no te lastimaron, ¿No? -Frunció el ceño, serio.

Hyerin negó con la cabeza, y se separó de su hermano para apoyarse contra el sofá.

-Vi su morral tirado en medio del pasillo... y, y sabía que algo no iba bien... El fin de semana, le amenazaron, y hoy lo cumplieron. -Sollozó. -Vi a Chanyeol, el novio de Krystal, la chica que hizo esto, y le obligué a que me dijera dónde estaba... -Negó con la cabeza, e hizo una mueca de dolor. -Cuando la encontré, estaban a punto de clavarle una navaja... Chanyeol luego se la llevó, ahí fue cuando fui con Hyenim, y te llamé a ti. -Sus lágrimas caían por sus mejillas. Se acurrucó entre los calientes brazos de su hermano quien le consolaba la pena, y el dolor que sentía ella por su amiga.

-Yo le dije que ellos no estaban en el Instituto, y que podía ir... tranquilamente. -Dijo Hyerin. -Soy una estúpida.

-No, no, no. -Limpió sus lágrimas con el pulgar. -Rin, no eres una estúpida... No pensaste que le harían daño de verdad, quédate tranquila ¿vale? -Le abrazó, y luego, la puerta de la habitación se abrió.

Hyenim tenía una mano en la cabeza, y otra en la cintura. Su labio estaba abierto, de este salía sangre. Su mirada recorrió todo el lugar hasta posarse en Hyerin, intentó sonreír pero, tenía toda la cara dormida. No podía moverla, no lloró, no tenía más lágrimas para derramar.

Hyerin se paró del sofá, y cuando estaba a punto de tirarse a sus brazos, se detuvo. Le dolería mucho, Hyenim agachó la cabeza, y poco a poco se acercó hasta estrecharla entre sus brazos con delicadeza.

Hyerin mojó su camisa con el agua que salía de sus ojos, se sentía fatal.

No iba a dejar que esto le pasara de nuevo... No entendía su dolor al cien por ciento, pero, sabía que era que te criticaran hasta por tu color de ojos.

-Todo está bien. -Susurró Hyenim con su voz cortada.

Se separaron, y Hyenim sonrió, o intentó hacerlo de la mejor manera.

Leo se paró del sofá, y fue a la cocina.

La rubia, mientras tanto, ayudaba a Hyenim a llegar al sofá y sentarse sobre este.

Minutos después, apareció Leo con una taza de té, y se la entregó sentándose en el sillón de enfrente. Hyenim le miró.

- ¿Es tu novio? -Le señaló.

-Es mi hermana. -Dijo el chico desde el otro lado. -Me llamo Leo. -Sonrió, y elevó una mano para saludarla.

Hyenim hizo lo mismo, y escondió una sonrisa.

Era lindo.

- ¿Recuerdas algo? -Preguntó Hyerin sacándola de sus pensamientos.

Ella respiró hondo, y cerró los ojos con fuerza deseando poder decir que no, pero no era así. Nunca tuvo pensamientos tan claros, y naturales como estos.

-Lo recuerdo todo.

ºººººº

Rocio.

LET ME DIEーP. CHANYEOLOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz