cuarenta y siete

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-Está bien papá. -Dijo Hyenim por el teléfono con voz cansada- Su madre está por llegar, en serio, ¿Quieres hablar con ella? -Preguntó y esperó la respuesta de su padre- Vale, gracias por confiar en mí. -Sonrió- Vale, yo también, adiós.

Finalizó la llamada, bloqueó el teléfono y lo tiró a la cama de Chanyeol. Su padre la había tenido quince minutos hablando sobre qué debía de cuidarse estando sola en una casa con un chico, hace unas horas atrás un beso casi pasó a ser algo más y ella supo detenerse además de que Chanyeol supo como no obligarla a hacer algo que no quería.
En parte, se sentía preparada pero en otra no. O sea, no quería ser de esas chicas que se acostaban con su primer novio, tal vez se acostaría con Chanyeol pero en unos meses más. Ahora no era el momento.

Hyenim se sacó el sweater y este hizo que se le levantara la remera, tenía unas marcas. Eran las mismas marcas que tenían sus brazos, y muñecas, contando las piernas. No le gustaba verlas cuando se miraba en el espejo de la puerta antes de entrar a la ducha, era como ver su pasado reflejado porque sabía que siempre estaría ahí. Siempre permanecería pegado a su piel y se lamentó por aquello. Hacia unas semanas o un mes, que había dejado la navaja de lado y había empezado a sonreír... Podía llorar, podía lastimarse pero no de la misma manera que antes. Ahora, algunas veces, se enterraba las uñas en las piernas y en las muñecas pero nunca salía sangre y eso era agradable.

-Bueno, ¿dejó que te quedaras o te llevo a tu casa? -Preguntó Chanyeol con la llave del auto en su dedo.

-Tenías todo preparado para que me fuera de este lugar... Sabía que querías liberarte de mí. -Dijo y tomó su sweater amagando a colocárselo de nuevo cuando Chanyeol la detuvo, una sonrisa estaba en la cara de ella y tiró del mismo dejándolo en la cama donde antes.

-Lo último que quiero, hoy, está noche, es que te vayas de la casa y de mi habitación. -Una sonrisa se expandió por su cara, sus dientes blancos con la luz parecían más perfectos que siempre. Algunas veces cuando sonreía, aparecían unos hoyuelos en sus mejillas, volviéndolo totalmente adorable, y este era el caso.

-No quiero malinterpretarlo.

-Hasta unas dos horas, solo somos tu y yo.

- ¿Estás tratando de llevarme a la cama, Channie? -Ella rió y Chanyeol se encogió de hombros. Estaba avergonzado, él casi nunca estaba avergonzado excepto cuando se contaban cosas embarazosas.

-Solo estoy tratando de ser amoroso como son los novios con sus novias. -Dijo y le dio un beso en la nariz y se lanzó a la cama. Rebotó y después, su cuerpo volvió a caer quedándose quieto.

- ¡Quiero intentarlo! -Gritó y saltó hacia él cayendo a la cama, golpeó la espalda contra el colchón y repitió lo mismos movimientos que Chanyeol. -Parecía más divertido.

Chnayeol se le quedó mirando por unos minutos fijamente mientras ella tenía los ojos cerrados, y una sonrisa en la cara. Nunca se había parado a fijarse en todos los detalles que poseía, parecía moldeada a mano. Hyenim giró la cabeza y sus ojos, mieles, resplandecieron contra él.

Se miraron hasta que ella apartó la mirada sin poder seguir el contacto visual.

Se quedaron completamente callados, mirando hacia el techo. Las respiraciones no se escuchaban pero si podían ver su pecho subiendo y bajando lentamente. De un momento a otro, habían terminado en silencio y no sabían por qué pero no llegaba a tal punto de ser incómodo.

- ¿Alguna vez pensaste en el futuro? -Preguntó Chanyeol sin despegar la vista del techo.

-Hace poco no podía despegarme del pasado, ¿y quieres que piense en un futuro? -Le contestó ella y se llevó una mano al estómago-Aunque, lo cierto es que pensé a que Universidad iría. Aún no me decido.

LET ME DIEーP. CHANYEOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora