Capítulo 24/ Una persona que me encontrará.

31 6 0
                                    

Summer.

Ya. Es. Mío.

Y sin ninguna deuda que pagar.

Miro contenta el color verde agua que elegí para pintar las paredes. No quería un color deprimente donde los niños se aburrieran; es más, tengo pensado decorarlo con muchas más cosas. Llenar de vida cada salón.

Teo deja un tarro de pintura en el suelo y sumerge un rodillo dentro para ayudarme a pintar. De a poco íbamos arreglando esto con Abbie y Carter, pero como Teo quiso conocer lo que será mi futura escuela lo puse a trabajar por un día.

Le hice un recorrido por todo el lugar. Le hablé de mis sueños; le señalé qué quería poner en ciertos lugares, cómo quería que fuera el patio de juegos, la biblioteca, la sala de música, la de arte. Le conté cómo quiero que funcione esta escuela; quiero que los niños descubran aquí qué es lo que les gusta, lo que los apasiona. Empezaré de a poco, claro, pero quiero incluso terminar con un piano dentro de esta escuela; quizá, gracias a eso, un niño descubra que su lugar está cuando toca ese instrumento, que descubra aquí que la música es lo que hace su corazón latir. Habrá niños que les guste la literatura, el arte, baile, matemáticas... Quiero que aquí empiecen a vivir sus sueños.

Él me escuchaba atento y participaba dándome ideas. Su mirada anhelante hacía que mi piel se erice y por consecuencia, me trababa al hablar por sus ojos fijos en mí.

Terminé de hablarle y me dijo: <<¿Ves que tenía razón? Tu brillo está arrasando con todo. Me atrapó desde el comienzo y me sigue atrapando.>>

Yo reí. Y él añadió: <<Espero que estés orgullosa de ti misma; por todo lo que lograste, por lo que estás logrando y por lo que estoy seguro que lograrás. Pero, si no es así, nunca dudes de mí, porque yo sí si estoy orgulloso de ti.>>

Y bueno, con eso no puedo pretender que no lo besara. Quiero llorar de alegría cuando tiene sus momentos tiernos.

- Vi también pintura amarilla. – deja de pintar para mirarme suplicante –. Dime que no pintarás salones de color amarillo, no quiero que te lleven presa por encandilar y dejar ciegos a niños por pintar las paredes de color amarillo pato.

Suelto una carcajada. Porque lo dice en serio el muy asqueroso. No tiene una mente visionaria.

- No pintaré salones con amarillo pato. – suspira aliviado –. Es para decorar, haremos dibujos en los salones para los más pequeños.

Asiente en acuerdo. Sigue pasando el rodillo por la pared, pensativo. Su rostro demuestra incomodidad.

- ¿Y estarás todos los días con niños? – pregunta, como si no entendiera cómo aguantaré eso.

- Seré maestra, Teo. – digo con paciencia –. Estaré rodeada de niños.

Suspira y deja de pintar para tomar un poco de agua.

- No aguantaría eso. – me encojo de hombros mientras sigo pintando –. Digo, los únicos niños que aguantaría serían mis hijos. Y hasta ahí nomas.

Pienso, lo medito, lo analizo y me pregunto si será correcto soltar semejante bomba.

Sí, será divertido ver su reacción.

- Me gustaría tener cinco hijos.

Escupe el agua mientras tose como un anciano que se ahogó. Sigo pintando y me muerdo el labio inferior divertida.

Y lo peor para él (o para mí también) es que no miento. Y como yo soy todo o nada, cuando pienso en hijos, el número es inquietantemente grande. O me imagino sin hijos o con cinco, no tengo un intermedio.

Hasta Que Lo Infinito Se Acabe.Where stories live. Discover now