Capítulo 41: Mordida de Despedida.

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N/A: EEoe salchicha con pure E! actualice la guía visual con imágenes de los escenarios también! Por si alguno esta interesado... Ahora si, les dejo con el capítulo! :D

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Finalmente, Leo pudo apartar a Nemes de la garrapata conocida como Misra. La chica, como si se hubiera enterado de lo que le iba a pedir a su amiga, había peleado a capa y espada para que no fueran a hablar en privado.

Dios! se comportaba como una niña, chillando y haciendo berrinche. ¿Cómo una princesa podía caer tan bajo? Se preguntó él, perdiendo todo el poco respeto que tenia por la realeza.

Pese a que tuvo que "Pelear" con el diablillo en cuerpo de elfo, logro librarse de la elfa y había podido apartar a la chica, ahora señorita, un poco lejos del campamento.

Viéndola, incomoda mientras enrulaba uno de sus cabellos con su dedo, Leo no pudo evitar soñar despierto. Se había vuelto hermosa, si antes era linda, como un cachorrito, ahora era preciosa, como un zorro.

Su cuerpo tenia una silueta perfecta, ni mucho ni poco, simplemente perfecto. Sus rasgos eran finos y a la vez suaves y sus profundos ojos rojos... como ríos de sangre, no sabia que tenían aquellos ojos que lo hacían perderse en sus colores, ahora mas que nunca.

Leo tuvo que forzarse a salir de su ensoñación notando que la chica se estaba frustrando. Pese a que se habían acercada en la ultima semana, ella nunca se abrió con el. Era normal, el había intentado matarla dos veces... Y ella, en cambio, le había perdonado la vida... Le hizo dudar en todas las bases que sus maestros le enseñaron sobre el bien y el mal...

—Ey! Espabila!— Nemes le dio una ligera cachetada, luego de esperar 5 minutos tratando de llamar su atención. 

Bueno también esta el hecho de su comportamiento extravagante... eso era muy-

—Ey!— Lo cacheteo una vez mas, y amenazo con hacerlo de nuevo

—Ya, ya!— Dijo el, ese ultimo golpe había picado mucho!

—Por fin. ¿Qué pasa contigo? Me dijiste que querías hablar en privado y luego te quedas ahí, mirándome como un tonto— dijo Nemes, cruzando los brazos.

—Lo siento— respondió Leo, rascándose la nuca. —Es solo que... bueno, ya sabes, mucho ha cambiado en poco tiempo.

—De nuevo con eso?— Nemes suspiró irritada, su expresión volviéndose tosca. — Hablemos de lo que querías decirme.

—Claro— Leo tomó aire, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Necesito pedirte dos cosas.

—¿Qué cosas?— Nemes lo miró con curiosidad. Internamente queriendo echarle en cara que, con, eso serian tres cosas y no las dos que dijo originalmente .

—La primera es que no vuelvas a morder a nadie hasta que estés segura de que tu mordida no es adictiva— dijo él finalmente. —Puede que no te des cuenta, pero eso puede causar muchos problemas.

Nemes frunció el ceño, claramente incómoda con la petición. —No tengo intención de morder a nadie. Se todo el dolor que traje, no pienso volver a repetirlo.

—Lo sé, pero aún así... necesito oírte decirlo— insistió Leo.

Nemes lo miró fijamente por un momento antes de asentir. —Te lo prometo. No morderé a nadie hasta que este segura de que no es adictivo.

—Gracias— Leo soltó un suspiro de alivio. —La otra cosa es más complicada...

—¿Más complicada que no morder a nadie?— preguntó Nemes, arqueando una ceja. Parece que este persona subestimaba lo importante que era para Nemes tales actos...

—Sí— Leo tragó saliva, nervioso. —Necesito que me muerdas una última vez.

—¿Qué?— Nemes se quedó boquiabierta. —Pero acabas de decir que...—

—Lo sé, lo sé. Pero la abstinencia me está matando. No voy a llegar al pueblo en este estado. Necesito que me muerdas una vez más para aguantar el viaje...— explicó Leo, apretando los puños.

Nemes lo miró con una mezcla de sorpresa y preocupación. —¿Estás seguro de esto?

—Sí— asintió él con determinación. —Es la única manera de que pueda seguir adelante. Confío en ti, Nemes.

Ella suspiró, sintiendo el peso de su decisión. —Está bien, si es lo que quieres...

—Si...— respondió Leo, aliviado.

Nemes se acercó a él lentamente, sus ojos rojos brillando con una mezcla de tristeza y resolución. Te podrías preguntar si a Nemes le preocupaba el hecho de que Leo fuera hombre, bueno la respuesta era sencilla, no. ¿Tu te preocupas por el genero del cerdo al que comes en el almuerzo? no? pues ella tampoco.

 Leo observó cada movimiento con una intensidad que reflejaba la tensión palpable entre ellos. Como miembro de los Fen', Leo sabía que cualquier contacto con Nemes iba en contra de todo lo que había jurado. Pero en ese momento, las circunstancias los empujaban hacia un acuerdo peligroso y necesario.

Ella colocó una mano dubitativa sobre su mejilla, y Leo se tensó bajo su contacto. La suavidad de su piel contrastaba con la gravedad de su situación. 

—Hazlo... —susurró Leo con voz entrecortada, abriendo los ojos para encontrarse con los de ella, llenos de una mezcla de determinación y vacilación.

Nemes asintió lentamente, buscando el lugar adecuado en su cuello. Leo tragó saliva, sintiendo el peso de su decisión. Sabía que esto podría cambiar todo, que entregarse a ella de esta manera iba más allá de la supervivencia. Pero aun así no pudo resistirse...

El primer roce de los colmillos de Nemes contra la piel de Leo fue un recordatorio agudo de la realidad. El dolor inicial se mezcló con una oleada de sensaciones que lo envolvieron. La euforia lo inundó, pero también el conocimiento de que este acto, aunque necesario, era totalmente incorrecto, tal fuerte placer era algo antinatural, increíble...

Los músculos de Leo se relajaron bajo el contacto de Nemes, sus manos aflojaron su agarre mientras se entregaba al momento. Cerró los ojos, permitiendo que la marea de emociones lo envolviera. Sentía el pulso de Nemes, cada latido resonando en su propia sangre como un pacto temporal en medio de la guerra eterna entre sus especies.

El tiempo pareció detenerse mientras Nemes continuaba sosteniéndolo. Él inconscientemente la abrazo con fuerza, pegándola contra su cuerpo. Leo podía sentir el calor de ella, la suavidad de su piel, y la intensidad de Nemes, bebiendo y lamiendo con cuidado su cuello. Era una traición a todo en lo que había sido entrenado, pero también era una tregua efímera entre dos enemigos que habían sido destinados a enfrentarse.

Cuando finalmente Nemes se apartó, Leo abrió los ojos lentamente. El bosque parecía más oscuro, los colores vibraron en su vista que había cerrado durante el momento. Nemes lo miraba con una mezcla de alivio y pesar en sus ojos rojos. Ella lucia una expresión culpable, como si llevara el peso de haberlo transformado en esto. Quería gritarle que no era su culpa, que fue él quien lo pidió. Pero en cambio, simplemente le dijo:

—Gracias, Nemes —susurró Leo, su voz apenas un susurro en el aire cargado de alivio. Se sentía como si alguien finalmente hubiera rascado esa picazón que lo molestaba desde hace años, Leo se sintió ligero y satisfecho.

Ella asintió con dificultad, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Luego, con un gesto suave, limpió la pequeña gota de sangre que quedaba en su labio inferior. Leo observó el movimiento, disociando, atontado. Solo Dios sabia que situaciones imaginaba en su mente...

...


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Un saludo y que tengas linda tarde, mañana o noche! :D

Renací Como Mi Personaje Vampiro!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora