Un beso cómo promesa

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Este capítulo contiene lo siguiente:
•Autolesiones

Capítulo 7

El ambiente caliente del bar solía aumentar a medida que más gente llegaba. Normalmente la hora ajetreada solía ser después de las 10 de la noche y solían llegar más hombres deseando ver qué belleza podría llevarse a la cama sin problemas o con una buena cantidad de billetes.

El bar era Muggle pero era manejado por una familia de Mestizos que sin problemas les dio trabajo a ambos.

— Llegas temprano. — dijo Evan.

El solía encargarse del área de las bebidas mientras él era el encargado de atender las mesas.

— No tuve trabajo en la tarde, me dio tiempo a cambiarme. — mencionó mientras cambiaba de camiseta a una negra más ajustada a su figura. — ¿Clientes?

— Lo mismo de siempre. — contestó limpiando los vasos con un trapo. — El señor pelón en la mesa 3, el rico en la mesa privada, así que no te tocará pero es el mismo chico de siempre...

— En la mesa 5. — dijo sonriendo. — Lo sé, gracias.

— Claro que lo sabes. — hablo para sí mismo negando con la cabeza.

Ambos se habían vuelto inseparables durante y después de la primera guerra mágica por lo cual ambos iban a donde el otro iba y habían terminado ahí. Rebajando en un bar turbio que solía casi vender a sus empleados a cualquier cliente que soltara una buena cantidad de dinero. Evan aunque se había negado a trabajar ahí el dinero que ofrecían era realmente tentador para cualquier mortifago, 2 galeones al día y claro, la propina en dinero muggle que te daban los clientes.

Evan no buscaba más dinero así ir solo anotaba su nombre en la lista de Bar y se encargaba de las bebidas en cambio él quería buscar más dinero para pagar las deudas y solía anotar su nombre en la parte de meseros y aunque tenía la tentación de ponerlo en mesero privado Evan solía obligarlo a solo apuntarse en mesero.

Tomó su libreta y comenzó a caminar por las mesas y la gente bailando. Solía ser un lugar oscuro que solo era iluminado por las luces led de colores chillantes.

— Buenas noches, señor Baker. — sonrió al señor con familiaridad debitado a la frecuencia de sus visitas.

— Hola, muñeca. — soltó el señor dejando oler su olor vocal a alcohol en gran cantidad. — Vine y no te encontraba.

— Oh, bueno... apenas empieza mi turno. — dijo amablemente. Aunque el señor no era un acosador o mal educado no solía querer verlo mucho debido a su forma de dirigirse a él con pronombres y apodos no adecuados hacia él pero era uno de los clientes que más propina solía dejar. — ¿Le gustaría darme su orden?

— ¿No podría pedirte a ti en mi carro? — soltó descaradamente sonriendo seductora pero asquerosa debido a su aspecto.

— Ya le he mencionado que yo no soy ese tipo de mesero. — contestó intentando mantener su sonrisa. — Pero puedo llevarlo a la zona donde puede pedir ese tipo de tratos.

— ¿Ni una copa, pequeña? — dejó un billete de diez euros en su pantalón tocando un poco de su estómago. Rápido movió su cuerpo hacia un lado pero mantuvo su sonrisa para no hacerlo enojar.

— Agradezco su interés pero no suelo estar en esa parte del bar. — le mencionó por segunda vez en la noche. — ¿Le tomó la orden o lo llevó a la zona deseada?

— Quiero un whisky negro. — respondió resignado.

— Lo traigo en unos minutos.

Salió lo antes posible de la vista del señor Baker y siguió caminando hacia la siguiente.

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⏰ Last updated: Jun 20 ⏰

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