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En el rostro del chico nuevo había una sonrisa.
No es que él me llame la atención, pero debo admitir que su sonrisa es linda, además de un poco contagiosa.

Entonces... ¿sí eres Diana?

Normalmente prefiero leer mi libro sin interrupciones; sin embargo, que él recuerde mi nombre me parece un lindo detalle. Después de todo, la mayoría de mis compañeros tardaron medio año en recordar cuál era.

Creo que... seguiré la conversación.

— Sí, mucho gusto. Y... tú te llamas Keneth, ¿cierto?

El chico se veía sorprendido.

— Espera, espera. ¿Sabes quién soy?

Su tono era incrédulo.

Bueno... Te acaban de presentar frente a todo el salón y eres el único chico nuevo. No fue tan difícil aprender tu nombre.

No pude evitar reír.
Él desvió la vista.

— Oh... Claro. Por cierto... ¿qué lees?

Me sorprendí al escuchar su pregunta.
¿Él estaba interesado en saber qué libro estaba leyendo?

Encontrar a alguien que tuviese la lectura como uno de sus intereses no era cosa de todos los días. No pude contener mi emoción.

Leo "Los miserables", libro escrito por Víctor Hugo.

Una sonrisa automática se formó en mis labios.
Él me miró de reojo y rascó su nuca.

Y... ¿no te aburre?

Ahí acabó mi fantasía.

¿Acaso me había preguntado qué era lo que estaba leyendo sólo para poder decir eso?

Sólo ¿para burlarse?
.
.
.
Así que, es igual a los demás.

Pues bien, qimporta, ya estoy acostumbrada a lidiar con esto.
Y se lo voy a demostrar.

Si me aburriera, lo dejaría de leer. Piensa un poco, ¿quieres? No cuesta nada, es gratis.

El chico se sobresaltó debido a mi cambio de tono y mis palabras toscas.

Oye, no te pongas así, era sólo una pregunta.

Alcé los hombros.

Jamás pensé decir "Hola" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora