Capítulo 2

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Ignoró  la cara de confusión de Red, y se concentró en la cara nerviosa de la chica.
—Uh, bien..
—Muchas gracias, Red.

Red no podía creer lo que pasaba, ¿Holly era lesbiana? Saco a los chicos de ahí y salió disparado y confundido.

—Esto no era parte del plan, señorita. Pero, creo que tendrá que pagar más..
—No me importa.

Holly no podía descifrar lo bella que era, tenía unos ojos azules, y un cabello rubio, un cuerpo jodidamente deseable.

—Quítate la blusa.

La chica obedeció rápidamente, quitándose el saco y la blusa blanca, dejando ver sus hermosos senos, escondidos por ese molesto corpiño. Holly tuvo una erección imaginaria.
—No se..si mi jefe le guste esto, ya que..

La chica ahora tenía puesto los dedos en la boca de la sumisa

—Shh..no pasa nada —dijo a su oído, causando un escalofrío en la chica — ¿Cómo te llamas?

—Umh, mi jefe no me deja decir mi nombre..
—Yo seré la excepción
—Mi nombre es Cassie.
—Okay, Cassie. Se que esta noche no la olvidaras.

Volteo su cuerpo contra la pared delineando su cintura, mientras tocaba un pecho de la chica.

( . . . )
—Ho-holly.. —la chica arqueaba su espalda, mientras Holly la penetraba —
—Dime mommy —
—Mommy, más.. — beso sus labios y introdujo un dedo más, Cassie gritaba y gemia de placer —
—¡Joder, por qué eres tan estrecha! — gruño la chica, que ahora se encontraba mordiendo su vientre y su cuello dejando una marca que quedaría ahí por un largo tiempo —

Tal vez Cassie tuvo cuatro orgasmos en esa misma noche..

Al final las dos chicas se encontraban en la cama conteniendo la respiración. El reloj marcaba las 4:56am y la chica se levantó.
—Umh..tengo que irme.
—¿tan temprano?
—si, mi hora es a las seis.
—¿de donde eres?
—murty

El corazón de Holly dejo de bombear sangre por unos segundos. Dios mio, era de Murty.

—¿Quién es tu jefe?
—Oliver Guy

( . . . )

No podia cerrar sus ojos, no asimilaba lo que acababa de pasar, ella era chica de Oliver. Dios mio, era hermosa. ¡Fue el mejor sexo de toda su vida!
En tan solo recordarla, cerro sus ojos imaginando sus labios entre abiertos mientras gemia, sus senos tan malditamente perfectos, su cintura tan fina y su trasero tan blanco y grande.
Lo único que sabía, es que esa chica sería de su propiedad.

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