Capítulo 25: Descendencia condenada
Pamela Cohen
Conozco muy poco de la casa oficial de los Cohen, los pocos recuerdos que he tenido no tienen mucho que ver con este lugar, se sigue sintiendo familiar, pero simplemente no puedo orientarme aquí adentro, teniendo en cuenta que solo recuerdo haber estado aquí para la coronación simbólica de Emperatriz de la mafia.
Por eso, me perdí en lo que parece ser el ala de servicio, pues queda bastante cerca del comedor, decidí seguir adelante, supongo que no tiene nada de malo hacer mis necesidades en el mismo lugar que los sirvientes.
Abrí la puerta que quedaba al final del pasillo.
Y lo que vi, hizo que soltará mi copa con el zumo y se estrellara contra el suelo.
El estruendoso llanto de un bebé lleno el aire.
Las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos y un nudo comenzó a apretarse en mi garganta.
Frente a mi, la mujer que estaba follando con mi marido frente a mi cama de hospital hace más de un año, tiene a un bebé metido en una pequeña tina. Un bebé que se parece tanto a mi marido que es espeluznante.
—Tú... —la acusación se queda atascada en mi garganta.
—Señora —la expresión de la mujer es la misma que tenía aquel día en el hospital, vergüenza.
Aprieto la mandíbula tan fuerte que empieza a doler. Dos manos grandes se posan en mis hombros, no tengo que girarme para saber que es Hernán, su olor, su presencia, todo, lo siento.
—¿Es tu hijo? —pregunto mirando al niño directamente a los grandes y cristalinos ojos azules que ahora están llenos de lágrimas.
El llanto del bebé es lo único que se escucha en la habitación por un momento, intenso e insoportable.
—Es mi hijo —responde finalmente.
Parpadeo tratando de alejar las lágrimas. No se porque me duele tanto. Ese niño...
Hernán estaba tan contento cuando se enteró de que estaba embarazada. No lo decía abiertamente, pero se le notaba, después de un par de meses juntos, he aprendido a leer su lenguaje corporal según su estado de ánimo, emociones superficiales como la alegría y el enojo. El estaba tan feliz por mi embarazo, tan orgulloso, que cualquiera pensaría que es la primera vez que sería padre, cabrón hipócrita.
Quito sus manos de mis hombros con movimientos bruscos.
—¿Cómo pudiste? —inquiero, sintiendo falta de aire derepente.
—¿Te explicó como lo hice?
Su actitud fue como una patada en la boca del estómago, oh dios mío, este mounstro, no se ve ni un poco arrepentido, nisiquiera avergonzado como su amante.
YOU ARE READING
Mob Wife - [Libro 1]- [Imperio de la Mafia]
ChickLitEl crimen y la justicia pueden ser antónimos. Pero no son enemigos. No hay justicia sin crimen y no hay crimen sin las leyes que impone la justicia. En este mundo, los políticos se reúnen con criminales a las puertas cerradas del V.I.P de un bar...