Capítulo 27: La mano de la amistad
Pamela Cohen
Quito la liga con la que tengo mi cabello amarrado.
—Quedate quieta —le ordenó a Katherina.
Ella me mira confundida y esta a punto de preguntar algo, pero supongo que lo que sea que ve en mi mirada le hace retractarse.
Me levanto y camino hacía ella. Comienzo a palpar por encima de su ropa, sacudo su cabello para ver su hay algún micrófono escondido, pero no encuentro nada, Kat es más alta que yo por lo cual tengo que inclinarme para atarle el cabello rubio en una coleta alta que deja descubierto su rostro y orejas.
Cuando estoy segura de que no hay micrófonos a la vista, me alejo de ella.
—¿Qué carajos estás haciendo? —inquiere ella con el ceño fruncido.
Sonrío al ver todavía el rastro de la Katherina que tengo en mis escasos, la Katherina delante de mi, no es más que un caparazón de lo que solía ser.
—Asegurandome que las paredes no tengan oídos —le respondo volviendo a tomar asiento y haciendole un gesto para que haga lo propio—. No me hablaron de ti Katherina —le confieso, su expresión cae haciéndome entristecer—. Pero te recuerdo.
Me mira incrédula y yo solo vuelvo a sonreír.
—¿Qué... ¿Cómo?...
—Desde hace un par de meses, estoy recuperando lentamente mis recuerdos —aprieto mis labios—. Eres la única persona a la cual se lo he confesado.
—¿Por qué? —cuestiona, como si no lo entendiera.
—Se que nuestra relación era complicada —estiro mi mano para tomar la suya por encima de la mesa—, pero eras leal, ¿no es así?, siempre lo fuiste.
Kat toma mi mano, la siento temblar, ella asiente varias veces y vislumbro sus ojos llenándose de lágrimas poco a poco hasta que rompe a llorar finalmente.
Siento el familiar nudo en mi garganta que parece haberse quedado ahí durante todos estos días y no tiene intenciones de salir.
—No sabes cuanto desee estar ahí para ti, Pam —confiesa entre lágrimas.
Mis propios ojos se humedecen.
—Lo sé —aprieto su mano—. También hubiera deseado estar para ti, Kat.
—No podrías adivinarlo —niega con la cabeza.
—Pero de alguna manera, me hace sentir muy culpable el hecho de que pensaras que no podías apoyarte en mi —una lágrima solitaria desciende por mi mejilla—. Dime la verdad, ¿fui una buena amiga?
Kat levanta la cabeza para mirarme como si hubiera preguntado algo tonto.
—Fuiste la mejor de todos, Pam —absorbe con su nariz—, tu nunca me fallaste, me fallé yo misma.
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Mob Wife - [Libro 1]- [Imperio de la Mafia]
ChickLitEl crimen y la justicia pueden ser antónimos. Pero no son enemigos. No hay justicia sin crimen y no hay crimen sin las leyes que impone la justicia. En este mundo, los políticos se reúnen con criminales a las puertas cerradas del V.I.P de un bar...