Capítulo 60 (parte 4)

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AMAZONIA

El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras mientras me adentraba en la densa selva amazónica. El aire era húmedo y cargado de vida, con el constante murmullo de insectos y el crujir de las hojas bajo mis pies. Cada paso que daba me acercaba más a mi objetivo.

La Gema de la Creación Divina ya estaba casi completa, pero aún faltaba recolectar las esencias necesarias para estabilizar su poder. Y solo me hacía falta la sangre de una persona.

Después de estudiar antiguos mapas y textos olvidados, sabía que él se encontraba en una región remota de la Amazonía, donde había establecido una pequeña comunidad aislada del resto del mundo, mucho más alejada a donde yo vivía. 

Mientras avanzaba, el paisaje cambiaba gradualmente. La vegetación se volvía más densa y el terreno más irregular. 

Tras horas de caminata, llegué a un claro donde una estructura majestuosa se alzaba entre los árboles: un pueblo construid con materiales naturales, integrada perfectamente con el entorno. Casas de madera y piedra se entrelazaban con la flora circundante, y caminos serpenteantes conectaban cada edificación.

Al acercarme, fui recibida por una figura desconocida.

Yo: Buenas tardes- el español escapa de mis labios-. ¿Dónde puedo encontrar a Druig?

El hombre, de tez trigueña y porte firme, gira hacia mí. Con una sonrisa apenas perceptible, sus ojos me estudian con atención.

X: ¿Puedo saber quién lo busca?- su voz, aunque amable, es cautelosa.

Yo: Soy su hermana- contesto, sintiendo la tensión en mi garganta mientras sus ojos recorren mi figura con escepticismo- ¿Adoptada? 

Su ceja se alza, pero antes de que pueda responder, noto un brillo dorado en sus ojos.

X: No creí que te vería después de todo, "hermanita".

Mi corazón se acelera al reconocer la energía detrás de esa mirada. Antes de poder procesarlo del todo, las puertas de una cabaña cercana se abren, y la figura que buscaba emerge de la penumbra.

Druig: Hola, Hekatia- su voz es suave, pero su presencia llena el espacio entre nosotros.

Yo: Druig- intento sonreír, pero lo que sale es una mueca temblorosa, incapaz de ocultar la mezcla de emociones que me abruma.

Él se acerca a mí a paso lento, dejando que mi mente divague en los innumerables pensamientos sobre este reencuentro. 

La última vez que nos vimos en Tenochtitlan fue bastante tenso. Aunque no hice nada para acabar con el hechizo que él le había puesto a esa pequeña civilización, tampoco puedo olvidar su rostro lleno de rencor y tristeza ante lo que vivimos.

Druig parece examinarme determinadamente, mientras yo me encojo en mi sitio.

Yo: Yo venía a...mjmm- carraspeo- Quería...- muerdo mi labio.

Druig: Respira, Kia- un cálido sentimiento embriaga mi pecho al oír el apodo después de tantas décadas.

Al menos no está enojado.

Con más seguridad, respiro profundamente antes de hablar sin titubear.

Yo: Han pasado muchos años y...- miro mis manos.

Dijimos sin titubear, Hekatia.

Yo: Te extrañé mucho- musito por lo bajo.

Oigo un suspiro sonoro y siento su mano en mi hombro. Con un poco de valentía, levanto la mirada y encuentro sus ojos claros.

𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐀 𝐎𝐏𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐈𝐃𝐀𝐃 𝟐 || AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora