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hay canción... si la hay 

 si la hay 

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Fiorella...

La sorpresa que Patrick me había dado, ni en un millón de años la hubiera podido imaginar, ya que siempre supe que a Pat no le gustaba festejar los cumpleaños por los traumas que su psicópata padre le había causado de niño. Por ello, en cada celebración solo le daba un regalo y hacia una pequeña tarta para al menos, hacerle saber que ese era su día.

Un fotógrafo se había encargado de recorrer el lugar y tomar buenas fotos de todo, cuando partimos el pastel, cuando soplamos las velitas con nuestro hijo y hasta una foto de nosotros tres, a la cual. Ya le tenía el marco perfecto.

No podía negar que ese idiota había logrado que hasta llorara de la emoción por haber pasado tiempo de calidad en familia y ver a mis amigas juntas, cosa que hacía mucho tiempo no pasaba. Para cerca de las 5 p.m. los últimos invitados se estaban yendo, quedando solo en la casa de mis padres, Elisa y Brian, Jack y finalmente Tim quie había estado bastante callado durante la fiesta.

Aproveche que Pat estaba hablando con mi padre y mamá tenía a Ethan para acercarme a preguntarle, pero justo cuando caminaba a donde él estaba. Jack paso a mi lado y se lo llevo —Cariño, nos vamos. Tim y yo tenemos mucho de qué hablar —lo abrazó, haciendo que mi amigo frunciera el ceño, un poco incómodo. —¿Cierto? Timy.

—Claro, nos vemos mocosa —se despidió levantando la mano.

Brian tomo de la mano a Elisa, viendo la oportunidad de que también podían irse —Nosotros también nos despedimos —sonrió —mi sobrino debe estar bastante cansado y ya es hora de ir a casa.

Ella vino a abrazarme antes de irse —usa condón, Ethan aún es pequeño para tener un hermanito.

La golpee en el hombro haciendo que soltara una carcajada, negué ante su comentario viéndola salir. Me acerque a mamá quien sostenía a mi hijo —¿No es pesado? —pase una mano delineando su rostro —ya está muy cansado.

—Se comportó como un príncipe —ella sonrió —tú eras una bolsa de llanto y caca a esa edad.

—¡Mama! —mire detrás de mí, esperando que Pat no hubiera escuchado.

Ella rio —cariño, eso tu esposo ya lo sabe. Y aun así se casó contigo.

Me entrego al bebé —sacare a tu padre de la escena, vete a disfrutar de tu esposo.

—Gracias —cerré los ojos al sentir un beso en mi frente. Aunque fuera una adulta, ella seguía haciendo esas pequeñas cosas que me dejaban saber que, para ellos, siempre seria su pequeña princesa, como decía mi padre.

—amor, ¿vamos a tomar una copa de vino? Despídete de tu querida niña —llamo la atención de papá.

Él miro a mi madre con todo el amor del mundo, uno que siempre había tenido en sus ojos —Claro mi capitana. —camino hacia mí, para luego besarme en el mismo lugar que mi mamá. —Que descanses princesa, si necesitas algo. Solo llama y papá ira.

El Precio de tu CariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora