31: BESOS DE REGALIZ

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Una de las ventajas de haber sido entrenado como un agente especial, era lo rápido que aprendías a reaccionar a los ataques inesperados. Ese instinto de contraataque inmediato era el culpable de que anduviera a pegar patadas a todos los alfas que me sorprendían, pero también el que me salvó en esa ocasión de ser visto.

En el momento en el que escuché la puerta abriéndose, cogí una rápida bocanada de aire y me hundí en el agua de la bañera, encogiendo las piernas y la cola hasta que no quedara allí nada visible. Con los ojos abiertos, contemplé la superficie en movimiento y el techo de madera más allá. Escuché una voz lejana, ininteligible desde el interior del agua, después la de Jungkook a mis espaldas; una risa, otra frase y un movimiento de su mano para indicarle que se marchara.

Apenas un minuto después, el alfa tiró de mí y me sacó de nuevo a la superficie.

—Ya se ha ido.

Tomé una profunda bocanada, parpadeé para quitarme el agua de los ojos y me pasé las manos por el pelo mojado. El aroma a ortiga y limón de Rabit se había quedado flotando ligeramente en el aire, incluso después de una visita tan corta. —¿Ahora te visitan directamente a casa? —pregunté.

Jungkook se encogió de hombros.—Solo algunos, los que más me gustan —respondió sin más—. Pero sabes que ha podido olerte de todas formas, ¿verdad? —añadió—. Te he limpiado en mi casa y me he llenado de baba, esas cosas se
notan. —Ya, pero es diferente que lo huela a que me vea contigo en tu bañera —respondí, recostándome de nuevo sobre su pecho antes de volver a frotarme el rostro.

—Ves, eso es algo que siempre me ha molestado de ti —me dijo, usando la cola atigrada para acariciarme el abdomen bajo el agua caliente—. Que te diera vergüenza estar conmigo.

Puse los ojos en blanco y ladeé el rostro.

—¿En serio, Jungkook? —murmuré—. ¿De verdad te sorprende?—No, no he dicho que me sorprenda —respondió con calma—, solo digo que me molestaba. Al principio lo entendía, sé cómo sois los omegas, pero después de sacarme una buena barba, ya no. Deberías haber pensado: ey, mira que pedazo de preciosa barba le he sacado al increíble, sexy y maravilloso Jungkook, ¡qué orgulloso debería sentirme!

—Por Dios… —murmuré—. Créeme, aunque fueras un domesticado, seguiría dándome vergüenza estar contigo. No me escondo porque seas un salvaje, sino porque eres ridículo.

El alfa soltó una alta e irónica carcajada, marcando cada «ja» y volviéndolo cada vez más engolado y gutural. —¿Sabes lo que es ridículo, Jimin? —me preguntó al terminar—. Seguir fingiendo que no me soportas después de haberme confesado que me amas, que soy todo lo que necesitas, que soy el mejor alfa de la Reserva y que solo yo puedo hacerte feliz…. ¿Recuerdas? —Eso no tiene nada que ver con que seas o no ridículo —respondí tranquilamente—. Que me gustes mucho y que lo pase muy bien contigo no quiere decir que esté orgulloso de ello. ¿Alguna vez te has oído hablar? Da vergüenza ajena.

—Oh… ¿te da vergüenza? —preguntó, poniendo una exagerada mueca de preocupación—. ¿Y cuándo ocurre eso? ¿Cuándo me besas y te mojas a chorros, o cuando me comes la polla como si no te hubieran dado de comer en años? O quizá es cuando te restriegas contra mí y me pasas los bigotes por el pecho para dejarme un buen olor a menta y miel.
—Mmh… —fingí pensármelo un momento—. No, es solo cuando hablas.—Cuando hablo —repitió mientras asentía—. Entonces, quizá deba dejar de hablar y limitarme a follarte —se encogió de hombros—, como hago con el resto.

Con un chasquido de lengua y un suspiro, me giré en la bañera, rodeé su cuello con los brazos y miré su rostro serio.—Es muy linda la forma en la que tratas de confesarme lo especial que soy para ti —murmuré cerca de sus labios.

La Reserva♡Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora