40: LAS NOVELAS GUARRAS

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El Tímido Omega corrió por el oscuro bosque, tan solo iluminado por la tenue luz de la luna. Dentro de él se retorcía una necesidad acuciante, un hambre que no cesa, una ferviente sed por reencontrarse con su alfa. Sentir sus labios, su piel, sus garras y su cálido abrazo mientras le tomaba como una fiera salvaje.

Así que corrió tan rápido como pudo. Sus nalgas ya empapadas con anticipación y sus labios húmedos de los jadeos que surgían de sus labios. Al fin, alcanzó el refugio secreto en lo profundo del Territorio, allí donde su salvaje siempre le esperaba impaciente, desnudo, glorioso…

Él era el único alfa ahora: el más fiero, el más fuerte, el que más le llenaba y le hacía gemir de puro placer.—¡Ves! —señaló Jungkook, casi llegando a hundir su garra en la página del viejo libro erótico—. ¡Soy yo! Siempre supe que ese alfa Panter se parecía demasiado a mí. Creía que los omegas hablaban tanto de lo bueno que soy que un triste alfa solitario se hubiera inspirado en esas historias para escribir una novela de mierda; pero resulta que es verdad. ¡Es literalmente yo!

Tranquilamente, tomé otro sorbo del café con miel y dejé la taza a un lado. —Según tú, todos los alfas de esas novelas están inspirados en ti, Jungkook —murmuré.

El alfa entrecerró los ojos y me dedicó una de sus miradas de labios apretados, más cómica que intimidante. —Ahora lo digo en serio —insistió—. Piénsalo, Jimin: ambos somos felinos, ambos somos salvajes, ambos somos los más fieros y fuertes y ambos dejamos a todos los omegas llorando de placer.—Es imposible que te tome en serio si sigues diciendo eso —respondí, alargando la mano para tomar el viejo libro de entre sus manos y echarle un vistazo—. Aunque lo del «refugio secreto» suena bastante a una mala tapadera para decir «búnker».

—¡Lo es! —exclamó el alfa, alzando las manos como si se tratara de algo tan obvio que doliera—. En esta novela, el Tímido Omega no para de ir a visitar a Panter a su refugio secreto entre los árboles. Está claro que les están diciendo que vayan al búnker de mi territorio.

Solté un murmullo pensativo y pasé la página, allí solo había una larga descripción sexual que duraría hasta el final del capítulo. —De hecho, en este libro, el Tímido Omega solo va a ver a Panter, el salvaje —me explicó Jungkook, muy familiarizado con las eróticas aventuras de esas novelas—. Ambos se reúnen siempre en un «lugar secreto» de su territorio, para que el resto de omegas no les descubran.¡Joder, es que es tan obvio! —terminó gruñendo con frustración.

Tras la gran revelación, el alfa se había sentido muy dolido. No porque yo lo hubiera encontrado primero, sino porque él lo había tenido justo frente a los ojos todo aquel tiempo y ni se había dado cuenta. —Descifrar un código cifrado es complejo —le dije, pasando otra página del libro—. Si no sabes lo que estás buscando, no puedes encontrar nada. —Pero yo lo sabía —murmuró, negando con la cabeza mientras miraba la pequeña hoguera ardiendo entre nosotros—. Sabía que ese Panter era demasiado parecido a mí, que ahí había algo raro.

Deslizando lentamente la cola, rodeé su cuello y le di un par de toques en la cabeza con la punta gruesa y esponjosa.

—Jungkook, eres muy listo, pero ni tu mente retorcida ni tu ansia conspiranóica habrían llegado a esta conclusión —le dije con tono serio pero calmado—. Esconder mensajes ocultos en novelas eróticas es como esconder códigos nucleares en la lista de la compra. Da igual que tú pienses: «Qué raro, no necesitamos veinte cartones de leche, doce latas de atún y cinco paquetes de galletas»; porque lo último que se te pasa por la cabeza es que eso sea el secreto para una guerra nuclear.
—Pero tú lo descubriste muy rápido —dijo en tono bajo y lento, mirándome por el borde superior de los ojos, más intimidantes y salvajes gracias a los reflejos que las llamas les arrancaban.

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