Capítulo 12: Desenfreno.

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EIDEN
Maratón 1/2

-¿Que la invitaste a cenar? -preguntó Erika, visiblemente histérica por quinta vez.

-Ya te dije que sí -suspiré con exasperación-. ¿Cuál es el problema con eso?

-Es que no te entiendo. Me dijiste que ustedes solo tratarían temas de trabajo. -Comenzó a caminar por el salón de mi casa, su inquietud palpable en cada paso-. Pero ahora la invitas a cenar. De verdad, no comprendo.

-Ella es muy inteligente y lo sabes. Para lograr mis propósitos, tengo que hacerle creer que me interesa.

-Cuidado y no te intereses de verdad
-respondió, visiblemente astiada.

-Tranquila, jamás estaría con ella -hice una pausa, buscando las palabras adecuadas-. Eso solo conseguiría alimentar su ego y seguiría pensando que puede tener a cualquier hombre a su disposición.

-Bueno, espero que no seas tan fácil y te rindas a sus patéticos encantos -dijo, mientras salía de mi casa, dando un portazo. ¿Qué le pasaba a la gente con las puertas?

Con respecto a lo que hablaba con Erika, por supuesto que no lo haría. Como ya mencioné, eso solo conseguiría lo que exactamente ella quería. Sí, estaba bien, me había acostado con ella, pero todo lo hice con un propósito. De alguna manera, aunque ella intentara ocultarlo, me di cuenta de que estaba completamente vacía. No en el sentido de que careciera de sentimientos, porque sí los tenía, aunque insistiera en lo contrario. Estaba vacía en el sentido de que no tenía propósitos para vivir, que las crisis la estaban consumiendo cada día más por el insoportable estrés que llevaba consigo.

Ella no se permitía enamorarse porque creía que sería algo tóxico, debido a que no era capaz de sentir. Pero en realidad, era todo lo contrario. Daila no se permitía amar porque, cuando lo hacía, la destrozaron. Le arrebataron todo lo bueno y la inocencia que cargaba en su interior, convirtiéndola en lo que es ahora: un arma cargada, llena de deseos de venganza que, cuando se cumplan, la dejarán más destrozada, y lo peor es que será por mi culpa.

Me encargare de que ella se dé cuenta de que sí puede enamorarse locamente, hasta el punto en que cada parte de su ser grite mi nombre, consumiéndola a tal grado que solo exista yo en su vida. Así podré conseguir lo que necesito para nunca más verle la cara. Y en ese preciso momento, también me encargaré de enseñarle que no debió entregarse a un monstruo, porque terminó siendo devorada, quedando nuevamente destrozada.

Desde que la conocí, me tomé el tiempo de investigarla para entender esas ganas absurdas de tener poder para lograr vengarse. Cuando descubrí lo que le ocurrió a su familia y su trágica muerte, supe que yo era el mayor de sus problemas, y tal vez ella nunca lo sabría. La mayor parte del tiempo que paso con ella no lo paso mal, porque su vida tiene similitudes con la mía. La razón por la que hoy en día somos así de despiadados es la misma: nos arrebataron la inocencia y, poco a poco, nos convirtieron en monstruos. Y aunque Daila no lo sepa, fue por la misma persona.

Tal vez parezca despiadado, pero este plan se gestó desde que era un niño y es mi deber cumplirlo. Por ahora, seguiré beneficiándome de sus besos y caricias para no aburrirme en el proceso y mantenerla a mi merced. Mañana por la noche, con la cena, comienza la misión de conquista para Daila Rizzo.

*******

Daila

Al otro lado de la línea, Eliza sonaba histérica desde que le conté sobre la conversación que tuve anoche con Raven y lo del TREC.

-¿Cómo me vas a pedir que me calme? Literalmente, tu enfermedad se agravó.

-Sí, se empeoró, pero no es nada que con los medicamentos adecuados, descanso y cero estrés no se resuelva.

Alianza Forzada (Borrador) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora