Maratón 2/2
Eiden
Decidí esperarla en el restaurante porque no quería perderme las reacciones de las personas al verla entrar. Hace años que dejé Haston, y el lugar resultó ser tan horrible como lo recordaba. Me tomó tiempo encontrar un restaurante que estuviera a la altura de mis gustos, pero finalmente descubrí el mejor sitio para cenar en este pueblucho. Lo que me sorprendió fue que todos los comensales vestían de gala, muy diferente al atuendo simple que solía ver por las calles.
Mientras me entretenía mirando mi reloj, levanté la vista y me llevé una sorpresa que no esperaba: Daila. Lucía... increíble. Llevaba un vestido azul de escote corazón que caía hasta el suelo, con una abertura lateral que comenzaba en su cadera y se perdía entre sus piernas, acentuando su figura de una manera que me dejó sin aliento. Su belleza era tal que debía controlarme para no dejarme llevar por sentimientos que prefería mantener a raya.Daila se acercó y se sentó frente a mí. Fue su voz la que me sacó del trance en que me había sumido.
—¿Quieres unas servilletas? —preguntó entre risas.
—¿Eh, por qué necesitaría una servilleta?
—Para secarte la baba; me estabas mirando mucho, señor Miller.
Se acomodó el cabello hacia atrás con un gesto que la hacía ver aún más deslumbrante. Había dejado su cabello liso para lucir unas hermosas ondas brillantes.
—Te observaba porque pensé que vendrías con tu habitual atuendo de chica motorista —le respondí, sin poder evitar una sonrisa—. Quería burlarme de ti cuando la gente te mirara raro, pero terminé equivocándome.
—Deberías saber que yo siempre voy un paso adelante.
—No lo creo, pero debo admitir que te ves bastante bien, señorita Rizzo.
Pasamos un rato hablando de trivialidades mientras la comida que pedimos llegaba a la mesa. Daila comió en silencio, igual que yo, y el tiempo transcurrió rápidamente.
—Me dijiste que querías hablar y has estado muy callado —me dijo tras acabar con su cena.
—Bueno, esperaba que terminaras de comer.
Me señaló la mesa para que viera que había terminado.
—Bueno, sobre lo de aquella noche...
—Mira, Eiden, si me trajiste para hablar sobre algo que claramente no tuvo importancia, lo mejor será que me largue de aquí.
Era tan ingenua al pensar que para mí no había tenido relevancia. Admito que fue increíble; ella es magnífica. Pero así soy yo, haciendo cosas para alcanzar un beneficio mayor. No me interesan los compromisos ni el amor, eso solo retrasa todo.
—Solo quiero proponerte tener algo sin compromiso, sin que nadie se entere. Cuando tú quieras, cuando lo necesites, yo estaré disponible.
—No entiendes que no quiero que se repita. Si vuelves a hablarme del tema, juro que me iré.
—Ok, háblame de cómo eres tan magnífica bioquímica.
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Alianza Forzada (Borrador) ©
ActionEn un mundo donde los cuentos de hadas son oscurecidos por la realidad, las historias de chicos malos redimidos por el amor puro son tan comunes como las estrellas en el cielo nocturno. Pero no todas las constelaciones siguen el mismo patrón, y no t...