Finalmente Loki ha logrado lo que tanto anhelaba, ser el Rey de Asgard, sin embargo no de la manera que lo deseaba. Bajo la forma del Padre de Todos se ha visto en la necesidad de ser alguien que no es. Ante todos sus súbditos es el monarca perfect...
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Una gran explosión puso en alerta a los agentes de Shield que habían logrado colarse en la base secreta de Hydra por un túnel subterráneo. Phil ordenó inmediatamente a la agente Melinda May y Tripplet que estuvieran pendientes de cualquier movimiento. Mientras, los agentes Fitz y Simmons usaban la tecnología para rastrear alguna señal térmica que les ayudara a saber el paradero de Loki y sus nuevos aliados.
En un nivel superior un grupo de personas se movían sigilosamente a través de los extensos pasillos, explorando cada una de las intrincadas celdas y habitaciones. Lo que veían sus ojos era horroroso. Decenas de hombres muertos y unos cuantos inconscientes y el que medio reaccionaba, Natasha Romanoff los volvía a dejar inconscientes de un puñetazo. Thor no podía asimilar lo que estaba sucediendo. Su hermano estaba vivo, de regreso en Midgard y con la misma sed de sangre que tenía la última vez que había estado en ese mundo.
—¿El hecho de que Loki haya acabado con un tercio de Hydra, lo convierte en bueno? —dijo Stark con sarcasmo mientras pasaba por encima de una pila de cadáveres.
—Los ha matado para defenderse, nada más —comentó Steve Rogers observando detenidamente en número de bajas.
Los hombres que yacían en el suelo no mostraban señales de haber sido impactados por un arma de fuego. No. A esos hombres les habían partido el cuello, algunos presentaban fracturas internas realmente graves, como si un gigante los hubiese tomado en su puño y los hubiese apretado sin ninguna consideración. Algunos cuerpos presentaban grandes hoyos a nivel del torso, los cuales irradiaban un aura de color naranja alrededor de las heridas. Dichas lesiones solo podían haber sido hechas por un arma, el cetro de Loki.
—¡Hey! Miren a quien he encontrado —vociferó Stark jalando a un sujeto por el cuello de su camisa.
—Strucker —Rogers lo reconoció en el acto.
—Estimado Capitán, es un placer verle —respondió el militar con fingida emoción.
—Lamento decir que el sentimiento no es mutuo —dijo amargamente Steve.
Tony chasqueó la lengua.
—¡Qué lindo! Ver como él se reencuentra el verdadero amor —dijo el hombre con la tecnológica armadura de hierro.
—¡Cállate Stark! Llévalo al camión. Podría sernos útil.
—¿Desde cuando eres el jefe? —sin dejar de sujetar a Strucker, Stark se giró hacia los demás —¿Me perdí de algo? ¿Hubo votaciones y no me avisaron? —los demás se limitaron a encogerse de hombros.
Un estruendo captó la atención de Los Vengadores. Alguien irrumpió en la caótica habitación. Las luces de las linternas bailaron de un lado a otro y una lucecita roja se posó sobre el pecho de Rogers, Stark y Barton quienes se pusieron a la defensiva en el acto.
—¡Manos arriba y suelten las armas! —demandó el que parecía ser el jefe.
En medio de la adrenalina, ninguno de los dos bandos se había dado cuenta que jugaban en el mismo equipo, hasta que uno de ellos habló.
