El silencio en la casa se siente como la calma antes de la tormenta. Harry permanece congelado en el borde de la cama, con las rodillas recogidas contra su pecho, mientras Niall se mantiene a su lado, tenso y alerta. El teléfono de Harry deja de vibrar, dejando solo el sonido de su respiración errática llenando la habitación.
Entonces viene el estruendo.
Un fuerte y estridente crujido resuena en la casa, seguido por el sonido de la puerta principal abriéndose de golpe. Harry se sobresalta violentamente, sus manos volando hacia su boca para ahogar un grito. Niall se pone de pie de un salto, sus ojos abriéndose de par en par mientras se vuelve hacia el pasillo.
—¿Qué demonios fue eso? —La voz cortante de Hugh rompe la tensión, seguida de pasos apresurados tras el sonido de la puerta rota.
—¡Harry! —La voz de Louis resuena, ronca y cruda, cargada de desesperación.
Harry jadea, encogiéndose aún más sobre sí mismo. —Oh, Dios mío —susurra, su voz temblorosa.
—Está bien —dice Niall rápidamente, agachándose junto a él y sujetando su mano con fuerza—. Está bien, Harry. Hugh se encargará. Louis no va a entrar aquí si tú no lo quieres.
Pero el sonido de las voces alzándose en el pasillo dice lo contrario.
—¿Qué demonios estás haciendo, hombre? —La voz de Hugh, firme e implacable, se escucha en el corredor—. ¡No puedes simplemente irrumpir en la casa de alguien de esta forma!
—¿Dónde está? —ladra Louis, su tono cargado de frustración y miedo—. Sé que está aquí. ¡No intentes detenerme!
—Te detendré si es necesario —responde Hugh con dureza—. Esta es su casa. ¡No puedes entrar aquí como un alfa salvaje!
El corazón de Harry se aprieta dolorosamente al oír el tono de sus voces, el peso de la desesperación de Louis es inconfundible. Sus manos tiemblan mientras se aferra al brazo de Niall, una parte primitiva de él está aterrorizada pero al mismo tiempo anhela ir hacia Louis, calmarlo, decirle que está bien.
—¡Mantente al margen de esto! —gruñe Louis—. ¿Crees que vas a detenerme? No sabes nada de mí. Lo sentí ¿entiendes? Sentí a mi omega. Sé que algo está mal ¡Harry! —Louis lo llama de nuevo, más fuerte esta vez, y todo el cuerpo de Harry se tensa al escuchar su nombre.
Niall mira hacia la puerta, con la mandíbula apretada, antes de volverse hacia Harry. —No se va a ir —dice suavemente pero con firmeza—. ¿Lo sabes, verdad? Destruirá este lugar antes de irse.
Harry entierra el rostro entre sus manos. —No puedo hacer esto —balbucea, su voz ahogada.
—Sí puedes —dice Niall, apretando su mano en un gesto tranquilizador—. Puedes hacerlo, Harry. Tienes que hacerlo.
A través del alboroto, las voces de Hugh y Louis se intensifican.
—¿Por qué demonios sigues en mi puto camino? —Louis gruñe, su tono goteando posesividad.
—¿Por qué demonios no te has calmado? —replica Hugh, sin impresionarse por la actitud de Louis.
—No me pongas a prueba —advierte el alfa—. No me iré sin ver a mi omega.
—Y yo no te dejaré acercarte a él hasta que sepa que no vas a empeorar las cosas.
Niall suspira, pasándose una mano por el rostro.
—Malditos alfas —murmura entre dientes. Volviendo a Harry, habla con urgencia, su tono a la vez alentador y firme—. Escúchame, Harry. No puedes seguir escondiéndote de esto. Si quieres alejarlo, si estás listo para terminar con él y Andy para siempre, está bien. Pero no puedes hacerlo así. Tienes que decírselo cara a cara, no dejarlo ahí afuera, destrozándose intentando averiguar qué hizo mal o qué demonios pasó cuando se suponía que este sería el mejor fin de semana para ustedes.
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Kiwi // L.S
RomanceHarry es un lindo omega y dueño de una guardería, él vive intentando compensar el dolor de su corazón entregando su vida al cuidado de pequeños cachorros. ¿Un omega defectuoso? No puede más que soñar con la idea de una vida feliz. Pero Louis es un...