Emma ya estaba un poco más tranquila. Justo ahora estaban caminando hacia la sala donde ya se encontraba la familia reunida. ¿Los invitados? Bueno, ellos ya se habían marchado. Cuando la pareja llegó al lugar, rápidamente Valeria y su suegra, Nancy (sí, ya se llevaba bien con ella), la abrazaron.
— ¿Estás bien? —preguntó Valeria, y Emma asintió.
— Señor —Ben apareció en el lugar.
— Necesito que busques hoy mismo una nueva mansión. No quiero que mi prometida esté aquí para que recuerde este mal rato —explicaba Nicolás, pero a Emma algo no le había gustado de eso.
— ¡No! Aquí está la habitación del bebé —Emma deseaba no recordar cómo su padre quiso matar a Nicolás y a ella, pero en ese lugar estaba la habitación de quien iba a ser su bebé—. Podré vivir con esto, pero esa habitación es lo único que me queda de mi hijo.
— Mi flor, ¿en serio quieres vivir con el mal rato de hoy? —preguntó el mafioso con una gran cara de duda—. La habitación la podemos acomodar en la otra mansión. Haremos una igual a esta y trasladamos las cosas de esa habitación a la otra mansión.
— ¿Harías eso por mí? —La pequeña Emma hizo un puchero.
— Claro que sí, mi reina —la abrazó—. Hasta el más mínimo detalle. —Le besó la frente.
— Entonces...
— Sí, Ben, busca la mansión, si es posible que sea hoy mismo —dijo Nicolás mientras seguía abrazándola.
— ¿Podemos seguir con el plan que ya teníamos? —preguntó Valeria, tomada de la mano de Andrés.
— ¿Cuál plan? —preguntó Emma.
— Irnos de una noche loca, obviamente.
— No/Sí —respondieron al mismo tiempo Emma y Nick.
— ¡Pero, amor!, habías dicho que sí —le hizo ojitos—. Necesito ir a la discoteca para distraerme de este mal rato y celebrar nuestro compromiso.
— Está bien.
— ¡Sí! Gracias, amor —le dio un beso.
La música resonaba en la discoteca, envolviendo el lugar en una atmósfera cargada de energía. Desde la zona VIP, Nicolás mantenía a Emma en sus piernas, su brazo rodeándola con firmeza. Sus ojos no dejaban de admirarla; había algo en ella que hacía que el resto del mundo simplemente desapareciera. Para él, Emma no era solo su prometida, era su reina, y él se encargaba de que lo supiera.— ¿Cómo te sientes, mi flor? —preguntó, inclinándose hacia ella para que pudiera escucharlo a pesar del ruido.
— Mejor —contestó Emma con una sonrisa que iluminó su rostro—. Gracias por traerme aquí.
— No tienes que agradecerme. Haría cualquier cosa por ti, lo sabes. — Nicolás acarició su mejilla y dejó un suave beso en su frente.
Antes de que pudiera decir algo más, Valeria apareció junto a ellos, con una sonrisa traviesa. — ¡Emma, vamos a bailar!
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Mafia y Debilidad
Teen FictionUna chica que, lamentablemente, creció en un mundo de mierda. Al cumplir los 17, sus padres la metieron en un lugar de mala muerte. Ella pensaba que era lo peor que le podría haber pasado en la vida, pero el destino no tenía ese plan...Un chico de 2...