(T2)Capítulo 10: El Llamado de las Lágrimas

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Tras abandonar al ComePiernas, Nox avanzó por los caminos oscuros y húmedos que lo guiaban hacia su próximo destino: la Ciudad de las Lágrimas. A medida que caminaba, el eco de sus pasos resonaba entre las paredes de las cavernas, mezclándose con el sonido distante de agua que caía incesantemente. Cada paso lo alejaba más de la brutal prueba que había superado, pero su cuerpo aún sentía el peso del combate.

El cansancio comenzaba a reclamar su atención. Las heridas de la batalla con las Señoras Mantis, aunque no graves, habían drenado su energía. Su aguijón descansaba en su costado, y su mente, como siempre, era un torbellino de preguntas sin respuesta.

—¿Quién soy realmente...? —murmuró, su voz apenas audible en el vacío del pasaje.

Sabía su nombre, Nox, y un nombre más que resonaba constantemente en su mente: Caelum. Sabía que era importante, que representaba algo crucial, pero no podía recordar qué. La frustración crecía en su interior, pero junto con ella, un extraño impulso lo empujaba hacia adelante. Una necesidad, casi instintiva, de encontrar algo o alguien.

Al llegar a un pequeño claro en el camino, encontró un banco de piedra, cubierto parcialmente por musgo y gotas de agua que caían del techo. Sin pensarlo mucho, se sentó, dejando escapar un suspiro de alivio. El banco, al igual que el de Bocasucia, parecía irradiar una energía calmante. Sus músculos tensos comenzaron a relajarse, y las pequeñas heridas en su cuerpo parecían sanar.

Nox cerró los ojos por un momento, tratando de encontrar algo en el vacío de su mente, algún recuerdo que le diera una pista sobre su propósito. Pero cada intento era como tratar de atrapar humo: los fragmentos de imágenes y sonidos se desvanecían antes de que pudiera comprenderlos.

—Caelum... —murmuró nuevamente, apretando los puños sobre sus rodillas—. ¿Por qué no puedo recordar nada más?

El sonido del agua cayendo se intensificó, atrayendo su atención. Se levantó del banco, su cuerpo ya más recuperado, y continuó avanzando. A medida que se acercaba a la entrada de la Ciudad de las Lágrimas, el paisaje cambiaba. Las cavernas húmedas y llenas de vegetación dieron paso a estructuras imponentes de piedra, desgastadas por el tiempo, pero aún majestuosas.

La lluvia, que parecía eterna, caía desde las alturas, golpeando las superficies de los puentes y los edificios. A medida que caminaba, el sonido del agua se convirtió en un telón de fondo constante, un recordatorio de la melancolía que envolvía esta parte de Hallownest.

Nox se detuvo frente a una enorme puerta adornada con grabados que contaban historias de reyes y guerreros. Había algo en esos grabados que le resultaba familiar, aunque no podía explicar por qué. Extendió una mano hacia la puerta, pasando los dedos por las marcas talladas en la piedra.

—Esto... —susurró, sintiendo un débil eco en su mente.

Por un instante, una imagen cruzó su mente: un trono vacío, una figura envuelta en sombras, y una luz brillante que lo observaba desde lejos. Era un recuerdo distante, confuso, pero tan real como la lluvia que caía sobre él.

—Debo seguir... —dijo para sí mismo, empujando la puerta con ambas manos.

La entrada cedió con un gruñido de metal oxidado, revelando el interior de la Ciudad de las Lágrimas. Los altos arcos y los canales que corrían bajo los puentes de piedra eran testigos del esplendor que alguna vez tuvo este lugar. Pero ahora, estaba sumido en la tristeza y el abandono, como el resto de Hallownest.

Nox avanzó lentamente, sus pasos resonando en los pasillos vacíos. La sensación de ser observado lo acompañaba, aunque no veía a nadie a su alrededor. Mientras cruzaba uno de los puentes, notó cómo las gotas de agua se acumulaban en las esquinas, reflejando una luz tenue que parecía emanar de algún lugar lejano.

A medida que exploraba, su mente seguía luchando contra la amnesia. Cada rincón de la ciudad parecía despertar algo en él, pero los recuerdos seguían fuera de su alcance. Sin embargo, la sensación de impulso, de búsqueda, era más fuerte que nunca.

—Algo... o alguien... —dijo en voz baja, deteniéndose frente a una estatua en ruinas.

La estatua, aunque desgastada, representaba a un caballero con un aguijón en alto, como si estuviera protegiendo algo valioso. Nox sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al observarla. Había algo en esa pose, en esa figura, que lo conectaba con su propio ser.

—¿Quién eres? —preguntó, aunque sabía que no habría respuesta.

El sonido de pasos lejanos rompió el silencio, haciéndolo girar rápidamente. Aunque no podía ver a nadie, sabía que no estaba solo en la ciudad. Algo o alguien lo esperaba más adelante, y debía encontrarlo.

—Debo seguir... —repitió, ajustando su aguijón en su mano mientras avanzaba hacia el corazón de la Ciudad de las Lágrimas, guiado por el incesante eco de su propósito desconocido.

La lluvia continuaba cayendo, como si llorara por un pasado que Nox no podía recordar. Pero su determinación era firme. Aunque no sabía a dónde lo llevaría este camino, sabía que debía recorrerlo.

Hollow Knight - La Última Guardiana  T1 y T2Where stories live. Discover now