(T2)Capítulo 16: Ecos en la Profundidad

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Tras dejar las brillantes y enigmáticas Cumbres de Cristal, Nox descendió a un lugar más oscuro y sombrío: los Canales Reales. El cambio de ambiente fue inmediato; el aire estaba denso y cargado con un olor a agua estancada y descomposición. Los pasajes serpenteaban entre charcos y conductos rotos, testigos de un sistema que alguna vez sostuvo la grandeza de Hallownest, pero que ahora estaba sumido en el olvido.

Nox avanzaba con cautela, sus pasos resonando en el agua poco profunda. Las sombras de criaturas deformes se movían a lo lejos, algunas emitiendo sonidos guturales que lo mantenían alerta. Aunque este lugar era inhóspito, sabía que era un paso necesario hacia su destino: las profundidades de Cuenca Antigua, un lugar que el eco de sus instintos le decía que debía visitar.

El ambiente cambió nuevamente cuando llegó a la Cuenca Antigua, una zona casi desprovista de vida. Las paredes de piedra oscura estaban marcadas por el paso del tiempo, y la atmósfera se sentía pesada, como si el mismo aire cargara la historia de un reino que había caído.

Nox exploró los alrededores, observando las ruinas que se alzaban en la distancia. En el este de la cuenca, encontró los restos del Palacio Blanco, o lo que quedaba de él. Las ruinas eran imponentes, pero también un recordatorio de la caída de Hallownest. Pilares rotos y fragmentos de piedra brillante cubrían el suelo, mientras un aire de solemnidad envolvía el lugar.

Mientras exploraba las ruinas, encontró un cadáver enorme, una carcasa real. Nox se detuvo frente a los restos, sus ojos recorriendo el cuerpo con curiosidad y una sensación de inquietud. Aunque no recordaba nada, algo en esta figura despertaba una emoción que no podía identificar.

—¿Qué eres...? —murmuró, extendiendo una mano hacia el cadáver, pero deteniéndose antes de tocarlo.

La carcasa estaba cubierta por marcas de batalla, su cuerpo desgastado y quebrado, como si hubiera luchado hasta el final defendiendo algo. Nox no sabía qué era, pero su instinto le decía que este ser había tenido un propósito importante en la historia de Hallownest.

Sin respuestas, decidió continuar su camino, avanzando hacia el noroeste de la cuenca, donde un impulso inexplicable lo guiaba.

En un rincón descuidado de la cuenca, Nox encontró una cámara que exudaba corrupción. Los bultos de infección cubrían las paredes, brillando con un resplandor enfermizo que llenaba el aire con un zumbido constante. En el centro de la sala, vio una figura inmóvil, inclinada sobre sí misma.

El corazón de Nox se aceleró al observarla. Era un receptáculo, como él, pero diferente. Su cáscara estaba agrietada, y de las grietas surgían pequeñas emanaciones de luz corrupta. La figura, aunque familiar, no se movía, como si estuviera atrapada entre la vida y la muerte.

—¿Quién eres...? —preguntó Nox, dando un paso hacia la figura.

No hubo respuesta. Nox se acercó más, su aguijón listo, pero sin intención de atacar. Algo en este ser le resultaba cercano, como si compartieran una conexión más allá de su comprensión.

Cuando estaba a punto de tocarlo, los bultos de infección en la habitación comenzaron a brillar con más intensidad, y un grito desgarrador llenó el aire. La luz infectada se precipitó hacia el cuerpo del receptáculo, llenando las grietas de su cáscara y formando un gran bulto que sobresalía de su cabeza.

El receptáculo se levantó bruscamente, su cuerpo reanimado por la infección, y sin emitir una palabra, se lanzó hacia Nox con una agresión implacable.

El combate comenzó con un ataque rápido. El Receptáculo Roto avanzó hacia Nox con un Corte, su aguijón trazando un arco mortífero. Nox apenas tuvo tiempo de esquivar, retrocediendo mientras buscaba una apertura para contraatacar.

El receptáculo saltó al aire, realizando un Corte Aéreo que cubrió una gran parte de la arena. Nox rodó hacia un lado, pero su oponente no le dio respiro. Con un movimiento rápido, realizó un Paso Atrás, reposicionándose antes de lanzar un golpe descendente que hizo que el suelo temblara y liberara bultos de infección en arcos parabólicos.

—¡Detente! —gritó Nox, intentando razonar con su oponente—. ¡No quiero pelear contigo!

Pero no hubo respuesta, solo los gritos inhumanos de la infección que lo controlaba.

Nox se vio obligado a luchar. Sus movimientos eran precisos, atacando cuando su oponente terminaba de ejecutar un ataque y retrocediendo antes de que pudiera contraatacar. Pero la fuerza de la infección era implacable.

El Receptáculo Roto se posicionó en el centro de la arena, sacudiendo su cabeza hacia adelante y atrás, liberando una Cascada de bultos de infección que cubrían gran parte del área. Nox se movió rápidamente, saltando y esquivando los proyectiles mientras buscaba una manera de terminar el combate.

Finalmente, después de un intercambio brutal, Nox logró asestar un golpe crítico, haciendo que el Receptáculo Roto se tambaleara. La infección que lo controlaba comenzó a disiparse, y el receptáculo cayó al suelo, inmóvil una vez más.

Nox se arrodilló junto a la figura, jadeando por el esfuerzo. Su mirada se suavizó mientras observaba el cuerpo caído.

—¿Quién eres...? —preguntó nuevamente, esta vez en un susurro.

Sabía que este ser, este receptáculo, tenía una conexión con él. Podía sentirlo en lo más profundo de su ser, pero no podía obtener respuestas. El silencio de la habitación era ensordecedor, y la única respuesta que recibió fue el eco lejano de los gritos de la infección.

—No entiendo... —dijo, bajando la cabeza.

Después de un momento, se levantó, con la mirada fija en la puerta que lo llevaría fuera de la cámara. Aunque no tenía todas las respuestas, sabía que este encuentro era parte de algo más grande, algo que aún no podía comprender.

Hollow Knight - La Última Guardiana  T1 y T2Where stories live. Discover now